25/04/2024
08:13 AM

Obispo llama a dar testimonio de la resurrección de Jesús

En su mensaje, monseñor Ángel Garachana invitó a la feligresía a vivir una vida plena en Jesús y, al igual que Él, aprender a perdonar y tener fe.

San Pedro Sula. La católicos sampedranos y del resto del país asistieron ayer a la misa de Pascua, celebración en la cual los feligreses recuerdan la resurrección de Jesús.

En la Capital Industrial, la misa se desarrolló en la catedral San Pedro Apóstol, presidida por monseñor Ángel Garachana, obispo de la diócesis de San Pedro Sula.

El clérigo inició la homilía bendiciendo con agua bendita a todos los feligreses, como un recuerdo del propio bautizo de cada uno de ellos, de modo que su vida cristiana sea un desarrollo de la gracia bautismal.

A través de un poderoso mensaje de casi una hora, el obispo invitó a los creyentes a anunciar y dar testimonio de la resurrección del hijo de Dios, tal y como los hicieron los apóstoles.

“Confesamos hoy nuestra fe en Cristo resucitado, y esta fe es el fundamento de la Iglesia; si Jesús no hubiera resucitado, nuestra fe sería vana.

Como los apóstoles, tenemos la tarea de dar testimonio, debemos continuar con su misión. Como ellos anunciamos a Jesucristo resucitado, creemos, anunciamos y damos testimonio de que Dios Padre ha resucitado a Jesús para que todos los que creemos en Él, estamos resucitando con él”, predicó Monseñor.

Garachana demandó transparencia y bondad para las nuevas autoridades del país y les hizo un llamado para que trabajen por las necesidades del pueblo hondureño.

Vigilia

La noche del sábado, los feligreses también participaron en la Vigilia Pascual, otra celebración importante en que se celebra la espera de la resurrección de Jesús.

Con velas encendidas en sus manos, los sampedranos rezaban y cantaban esperando la llegada del Hijo de Dios.

En las distintas misas, el cirio pascual permaneció encendido como una representación de la luz de Cristo resucitado y permanecerá así hasta el Día de la Ascensión, cuando se conmemora la subida de Jesús al cielo, cuarenta días después del Domingo de Resurrección.