El Miércoles Santo fue un día especial para los sacerdotes de la diócesis sampedrana y para la feligresía católica que asistió a la misa crismal oficiada ayer por la mañana en la catedral San Pedro Apóstol.
Las lecturas cristianas citadas en los libros de Isaías y San Lucas, cantos y una oración formaron parte de la liturgia, donde la celebración central fue la renovación de las promesas sacerdotales y la bendición de los óleos sagrados de los catecúmenos y de los enfermos.
En San Pedro, cada Miércoles Santo es la ocasión para reunir a todo el presbiterio alrededor de su obispo y hacer de la celebración una fiesta del sacerdocio.
Monseñor Ángel Garachana, obispo de la diócesis de San Pedro Sula, dio el mensaje dirigido a los sacerdotes y los llamó a hacer la voluntad de Jesucristo, a pedir perdón a la feligresía y a Dios por sus fallas. A los fieles les pidió orar por sus sacerdotes.
Después de la renovación de las promesas, los diáconos y ministros presentaron los óleos al obispo.
El obispo agradeció a los sacerdotes de su congregación la entrega al Señor, el servicio en la diócesis y la dedicación a los fieles. El prelado explicó a la feligresía que abarrotó la catedral que renovar las vocaciones es necesario en la Iglesia, pues los sacerdotes, como cualquier otro ser humano, con el paso de los días empiezan a sentirse cansados, desgastados y en rutina.
“Renovamos los compromisos adquiridos, nuestra fidelidad sacerdotal y nuestra vida y ministerio”, señaló.
Seguidamente, Garachana les hizo las preguntas para dar fe a ese compromiso que hicieron años atrás el día de su ordenación.

“¿Quieren renovar las promesas que hicieron un día ante su obispo y ante el pueblo santo de Dios”. “Sí, quiero”, respondieron a una sola voz.