La obesidad se ha convertido en una de las enfermedades más pre
ocupantes para salud pública a nivel mundial. En Honduras, especialistas coinciden en que, lejos de disminuir, esta continúa en aumento y afecta cada vez más a niños y jóvenes, convirtiéndose una epidemia silenciosa con serias repercusiones.
Según profesionales del área, que recientemente participaron en el II Congreso Hondureño de Obesidad, Metabolismo y Cirugía Bariátrica, al menos del 60% de la población presenta algún grado de sobrepeso y cerca del 30% padece obesidad.
Mientras que las proyecciones internacionales alertan que la obesidad infantil podría duplicarse en los próximos años si no se implementan medidas efectivas de prevención.
La doctora Margarita Nuila, representante de la Federación Centroamericana y del Caribe de Obesidad y Metabolismo, señala que el problema afecta por igual a toda la región. “Cada día hay más casos de obesidad, sobre todo infantojuvenil. Es una epidemia emergente, pero muy grande en todos los países centroamericanos”, indicó.
Entre los principales factores de riesgo, la especialista destacó el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, con mucha grasa, el consumo de bebidas azucaradas y el sedentarismo provocado por el uso prolongado de dispositivos electrónicos.
“Las comidas rápidas resultan más baratas que una alimentación casera, los restaurantes ponen muchas promociones de pizzas al 2X1, por ejemplo, y eso incentiva hábitos poco saludables”, dijo.
Nuila, quien radica en El Salvador, señaló que la obesidad no llega sola, ya que suele venir acompañada de enfermedades como diabetes, hipertensión, dislipidemia, problemas articulares y cardiovasculares.
Durante el congreso, la especialista disertó acerca de los nuevos criterios diagnósticos, aclarando que ya no basta con calcular el índice de masa corporal, sino que ahora también se debe tomar en cuenta la circunferencia de cintura y cadera, y evaluar la proporción de grasa corporal.
El impacto en la niñez es uno de los aspectos más alarmantes. Los niños con obesidad tienen altas probabilidades de llegar a la adultez con el mismo problema, lo que incrementa el riesgo de sufrir comorbilidades en la vida adulta.
"Un niño con obesidad va a pasar a la vida adulta con obesidad y va a tener enfermedades subyacentes o con morbilidades asociadas a temprana edad, eso aumenta los costos a nivel individual, personal y a nivel social", advirtió Nuila.
Por su parte, la doctora Graziamaría Zacapa, nutrióloga especialista en obesidad, resaltó que, a diferencia de lo que muchas personas piensan, la obesidad es una enfermedad, no un problema de disciplina.
"Es importante aclararlo, porque muchos creen que la obesidad es un problema de conductas o falta de disciplina, pero en realidad es una enfermedad, que si no se trata de manera correcta, como todas las enfermedades tiende a empeorar con los años", explicó.
Detalló que esta es una enfermedad multifactorial, en la que pueden influir la genética, el entorno, otras enfermedades que pueden causar obesidad, el estrés, el uso de algunos medicamentos, los embarazos y factores psicoemocionales.
Zacapa apuntó que el estrés y la adicción a pantallas agravan el problema. “Vivimos más sedentarios, con más acceso a comida chatarra y menos espacios para hacer ejercicio. Incluso los niños enfrentan altos niveles de estrés y aislamiento”, comentó.
Las consecuencias para la salud son múltiples. Compartió que, además de afectar la movilidad y la calidad de vida, la obesidad también conlleva discriminación laboral y social.
“Tenemos una población joven muy enferma, con diabetes, hipertensión, enfermedades del corazón y algunos tipos de cáncer. Esto impacta en su calidad de vida, la productividad y aumenta los costos hospitalarios. Incluso algunas empresas ahora no quieren contratar personas con sobre peso”, manifestó.
Acerca del tratamiento, indicó que es complejo. "Generalmente tenemos la idea de que es dejar de comer o hacer dieta, pero va mucho más allá. Es mejorar conductas de alimentación, actividad física, sueño, puede incluir terapia farmacológica y en algunos casos el tratamiento quirúrgico", añadió.
El cirujano bariátrico Lennyn Alvarenga, presidente de la Sociedad Hondureña de Cirugía Bariátrica y Metabolismo, coincide en que la obesidad se ha convertido en una amenaza creciente que preocupa al gremio médico, pues consideran que las estrategias de prevención han tenido pocos resultados.
Alvarenga alertó que, de acuerdo con las proyecciones, en pocos años, más del 50% de la población podría vivir con obesidad. “No hablamos solo de libras, sino de salud. Si no la prevenimos, reducimos años y calidad de vida para las personas", expresó.
Para revertir la tendencia, Zacapa propone fortalecer las políticas públicas de salud. “No basta con decir que hay que comer mejor. Necesitamos entornos que lo permitan, espacios seguros para ejercitarse, alimentos saludables a precios accesibles y educación nutricional desde la infancia”, sugirió.
De igual forma, la doctora Nuila considera que los gobiernos deben reconocer la obesidad como una enfermedad y aplicar medidas fiscales, como el aumento de impuestos a bebidas azucaradas, siguiendo el ejemplo de países como México.
Los expertos coinciden en que la educación y la prevención son la clave para frenar esta enfermedad, considerada por muchos como la epidemia del siglo XXI. “Necesitamos formar generaciones sanas, con buena alimentación y ejercicio. La obesidad es prevenible si actuamos a tiempo”, concluyó la doctora Nuila.
Cabe destacar que, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la obesidad y el sobrepeso han alcanzado proporciones epidémicas. Las tasas de obesidad se han triplicado desde 1975 y han aumentado casi cinco veces en niños y adolescentes.
La OPS también revela que la región de las Américas tiene la prevalencia más alta de todas las regiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con un 62.5% de adultos con sobrepeso u obesidad. Mientras que 33.6% de los niños y adolescentes entre los 5 y 19 años, están afectados por sobrepeso u obesidad.
