“Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande”, fue el versículo que hace unos 70 años impactó la vida de Adán Villanueva y que lo llevaría a predicar el evangelio en 14 de los 18 departamentos de Honduras.
De tez trigueña y sonrisa afable, Villanueva nació un 11 de noviembre de 1931 en una comunidad cerca de Cantarranas, donde creció ordeñando vacas y arando la tierra.
De sus primeros recuerdos destaca que fue su hermano mayor quien evitó que le colocaran un nombre del almanaque.
“Mi hermano no estaba de acuerdo, así que un día ensilló su caballo y salió de madrugada para el pueblo a registrarme”, relató durante una entrevista con LA PRENSA.
También recordó que cuando tenía 14 años, ingresó a estudiar inglés en una escuela que fundó un misionero norteamericano en la comunidad de Malcotal, de la que egresó a los 17 años.
Compartió que tres años más tarde, sintió el llamado de Dios, por lo que decidió entregarle su vida y aceptarlo como su salvador a la edad de 20 años.
Misión
Desde entonces, dejó el cigarrillo y comenzó a estudiar la Biblia. Sus primeros pasos en el cristianismo los dio en la iglesia Asamblea de Dios, donde asistió al instituto bíblico y donde se congregó durante unos 12 años.
Narró que un día, mientras meditaba en el libro de Job, encontró en el capitulo 8, versículo 7, el llamado para dedicar su vida a engrandecer la obra de Dios.
Fue entonces que inició a predicar en aldeas, montañas y ciudades, caminando durante días para trasladarse de un lugar a otro, ya que no tenía dinero.
Tiempo después conoció a su primera esposa, con la que procreó una hija y quien lo apoyó en su misión hasta el día en que falleció.
Su primera iglesia la fundó en Macuelizo Santa Bárbara, bajo el nombre Asamblea Evangélica Pentecostes de Honduras y con el paso de los años, logró extender su misión y abrir más de 100 iglesias en 14 departamentos del país, incluyendo Islas de la Bahía.
El pasado 11 de noviembre el pastor Adán cumplió 92 años, rodeado de centenares de miembros de su iglesia, por lo que manifestó sentirse feliz, ya que Dios lo ha fortalecido, le ha permitido seguir pastoreando en el templo Betsaida y visitar regularmente las demás iglesias para cuidar del rebaño que Dios le ha encomendado.
