“Lo más traumático es ver cómo meten en bolsas a la gente y uno no se duerme pensando que así será embolsado también. Vi morir a mi compañera de al lado”, relata Delmi Smith, una profesora que permaneció tres días en una de las salas covid del hospital del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) en San Pedro Sula.
Delmi forma parte de las 7,010 personas recuperadas del covid-19 en Cortés. Mientras ella recibía sus terapias en el Centro de Rehabilitación del IHSS contó que solo estuvo tres días interna, debido a que tenía el 80% de sus pulmones dañados por la neumonía que le produjo, y, a criterio de los médicos, con la contaminación que había en la sala iba ser aún más perjudicial.
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La profesora, quien es diabética, hipertensa y con afecciones cardiacas, desde el inicio de la pandemia permaneció en su casa impartiendo clases a sus alumnos de manera virtual y para evitar enfermarse tomó todas las medidas; pero algo falló y llegó lo que más temía: el contagio.
“Comenzó mi esposo, luego mi hijo y era yo quien los asistía, yo era la fuerte, pero un día en la mañana empecé con dolor de garganta, en la noche ya tenía fiebre y en 48 horas me estaba muriendo, me dio neumonía”.
Smith recuerda que se hizo una resonancia de pulmones y al salir el radiólogo le dijo: “Suerte”. Su estado de salud era cada vez peor, pues comenzó con vómitos, diarrea, perdió el gusto y el olfato y ya no comía.
“Me dio miedo ir al Seguro, preferí quedarme en la casa, estuve diez días. Los médicos ahí me atendían, pensaba que mejor moría en mi casa y no en un lugar donde nadie me volvería a ver”.
Al empeorar acudió al hospital del IHSS, pero solo estuvo un par de horas y tras conseguir un tanque de oxígeno regresó a casa.
Los fisioterapeutas brindando las rehabilitaciones a los pacientes poscovid.
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Proceso
María Elena Herrera, gerente de la Clínica de Rehabilitación, dijo que en abril iniciaron en el hospital a dar atención a los pacientes que salían de cuidados intensivos.
“Asistíamos a la cama a realizar la rehabilitación respiratoria y músculo-esquelética a los pacientes. Una vez que ellos egresan del hospital no están en condiciones de regresar a una vida normal, de volver a su trabajo, y los traemos al centro”, expresó.
La doctora explicó que el paciente pasa por un proceso de evaluación inicial que consiste en una prueba llamada caminata de seis minutos, en la que miden la distancia al caminar. “Es muy importante medir la saturación, la frecuencia cardiaca y la presión arterial, y dependiendo del resultado y la disnea (dificultad para respirar) lo catalogamos por categorías desde leves hasta muy severos”.
A los leves se les da un instructivo de ejercicios para que los trabajen en su casa, mientras que los que tienen más dificultad ingresan al programa y pueden estar entre una y hasta 15 semanas dependiendo de la severidad.
La clínica ha atendido de mayo a la fecha a 210 pacientes, de los que 110 han ingresado al programa y a 65 ya les han dado el alta.