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Cientos recibirán Año Nuevo entre las frías salas del hospital

  • 27 diciembre 2019 /

Muchos duermen en aceras, gradas o incluso debajo de las camillas para estar pendientes de sus seres queridos en el Mario Rivas

    San Pedro Sula, Honduras.

    La mayoría de los hondureños recibirán el Año Nuevo en casa y en compañía de la familia, pero hay muchos que tendrán que acomodarse en las frías salas de algún hospital cuidando y velando a sus seres queridos internos por algún problema de salud.

    El hospital Mario Catarino Rivas es el segundo centro asistencial más grande de Honduras y atiende a diario a más de 4,000 pacientes, la mayoría originarios del noroccidente e incluso de Atlántida y la zona sur del país. A esas personas que velan por sus enfermos les toca buscar albergues o dormir en las aceras o gradas del hospital para poder cuidar a sus parientes.

    Afortunadamente, en el sanatorio funciona desde hace 20 años la fundación Abrigo, la cual se encarga de brindar hospedaje temporal, alimentación y ayuda a todas aquellas personas del interior del país que durante su estadía en el Hospital Escuela, así como en el Mario Catarino Rivas, no tienen dónde quedarse, ni ellos ni sus familiares.

    Pedro Martínez (de 68 años) es un pacientes con insuficiencia renal originario de San Antonio, Cortés, que desde hace ocho años vive en el albergue, debido a que día de por medio recibe diálisis y debe permanecer en el lugar. “Para mí este es mi hogar, solo voy los fines de semana a mi casa y regreso”, dijo Martínez.