L14 millones cuesta mantener Black Mamba que sirven para custodiar tiktokers

Aunque las autoridades prometieron usarlos en operaciones de alto riesgo, las Black Mamba terminaron escoltando tiktokers, derribando portones y en protestas

L14 millones cuesta mantener Black Mamba que sirven para custodiar tiktokers
San Pedro Sula, Honduras.

En 2024, las máximas autoridades de la Policía Nacional de Honduras anunciaban la llegada de flotas destinadas a enfrentar al crimen organizado e ingresar a la zonas de mayor control territorial de las estructuras criminales: cinco vehículos tácticos operacionales y 10 unidades del SandCat largo Black Mamba.

Fueron vendidos ante los medios de comunicación como una herramienta estratégica de protección para los policías y combate a la actividad de las maras, pandillas y el narcotráfico, pero estos carros blindados, de alto valor y mantenimiento oneroso, además de usarse en operaciones rutinarias, se han utilizado para acciones incluso insólitas, que poco justifican semejante inversión.

Antes de llegar a Honduras, vehículos como el SandCat ya eran parte del arsenal de seguridad en varios países.

En México, el Cuerpo de Fuerzas Especiales utiliza unidades de Black Mamba para patrullajes y operativos de alto riesgo contra el crimen organizado. En Colombia, el Ejército Nacional los emplea en misiones tácticas en regiones con presencia de grupos armados .

En Israel, forman parte de la flota de las fuerzas de seguridad en zonas de conflicto y patrullajes urbanos. Incluso en el Reino Unido, algunas agencias locales de seguridad han incorporado el SandCat para operaciones especiales, mientras que en Alemania ha sido evaluado como vehículo de protección ante situaciones críticas.

Contrario a lo que muchos pudieron imaginar, no se trata de un accesorio sacado de una película de acción de Hollywood, estos vehículos están diseñados para enfrentar amenazas reales, como armas de fuego, explosivos y emboscadas en zonas de alto riesgo. Su blindaje avanzado y movilidad les permite proteger a quienes operan en escenarios extremadamente peligrosos.

Actividad operativa

Sin embargo, en Honduras, lejos de operar siempre en la primera línea contra los cárteles de la droga y otros grupos organizados que operan en las principales ciudades, los Black Mamba se han visto involucrados en acciones que no generan una utilidad significativa.

Miembros de las Fuerzas Especiales custodian con una Black Mamba el exterior del hotel donde se hospedaban los tiktokers.

En agosto pasado, uno de estos vehículos fue desplegado para resguardar a influencers y creadores de contenido hondureños hasta un partido amistoso de redes sociales en el estadio Morazán de San Pedro Sula.

El hecho, ordenado desde Casa Presidencial, provocó críticas por el uso de un equipo táctico de guerra para proteger a celebridades de Internet.

En la mañana del 11 de junio de 2024, un vehículo blindado táctico policial modelo Black Mamba sufrió un accidente en la carretera del norte, a la altura de la aldea El Carrizal, en el municipio de Santa Cruz de Yojoa.

El incidente fue reportado por la Policía Nacional, que indicó que el vehículo se encontraba en una misión rutinaria cuando ocurrió el percance. Afortunadamente no se registraron víctimas fatales, pero el suceso generó preocupación sobre la seguridad y el mantenimiento de estos costosos vehículos.

El 15 de mayo de 2024, un Black Mamba se incendió en la carretera CA-5, cerca de Támara, mientras transportaba al extraditable Edgardo René Velásquez, el vehículo sufrió desperfectos mecánicos que llevaron al incendio, quedando reducido a chatarra. Este incidente obligó a la Secretaría de Seguridad a paralizar cinco Black Mamba restantes para su revisión técnica.

En esta imagen se observa el vehículo completamente incendiado en la vía pública. La pérdida fue total, y la aseguradora proporcionó un vehículo de reemplazo.

Tras el incidente en la CA-5, se reportó que otros tres Black Mamba presentaron daños en el motor, incluyendo fugas de aceite. Técnicos de la empresa proveedora llegaron a Honduras para investigar las causas de estos desperfectos.

El 21 de febrero de 2024, en la colonia Los Laureles de Tegucigalpa, un Black Mamba fue empleado para derribar un portón colocado por pandilleros. La escena fue grabada y difundida en redes sociales, pero muchos comentaron que cualquier vehículo 4x4 habría cumplido la misma función, cuestionando la necesidad de utilizar un vehículo táctico de alto costo para un acto así.

Momento cuando un Black Mamba derribaba un portón colocado por antisociales en una colonia de la capital.

Desde la Secretaría de Seguridad insisten en que los Black Mamba son indispensables para traslado de reos de alta peligrosidad, operaciones y patrullajes en zonas controladas por grupos organizados, pero hay un contraste con la realidad durante el tiempo en el que llevan de operar, figurando casos como el de un automotor incendiado, otro usado como grúa de emergencia y uno más como transporte VIP de "influencers".

Episódicamente, desde su llegada al país, los Black Mamba han sido desplegados en zonas de alto riesgo para reforzar la seguridad pública. Por ejemplo, en diciembre de 2024 se enviaron unidades a Olancho para enfrentar a grupos armados; en mayo de 2025, dos Black Mamba fueron utilizados para custodiar el traslado de fondos destinados al pago de socios de Koriun Inversiones en Choloma, Cortés.

Uno de los automóviles se utilizó para resguardar el dinero retirado de los bancos.

A pesar de su positiva adquisición, los Black Mamba han tenido una presencia limitada en barrios y colonias controladas por maras y pandillas que funcionan dentro de municipios y ciudades como San Pedro Sula, Choloma y Tegucigalpa. En lugar de operar férreamente en estas áreas críticas, se han utilizado en actividades como el traslado de procesados y la disuasión de protestas.

La inspectora Dania Cruz, del departamento de Prensa de la Secretaría de Seguridad, especificó que estos son vehículos distintos en diseño y estructura, pero con la misma finalidad, cumplir misiones estratégicas.

Según la oficial de la Policía, estas unidades permiten ingresar a zonas complejas que serían inaccesibles para vehículos convencionales, como algunos barrios de Colón o municipios con accesos complicados.

Aseguró que los Black Mamba se han utilizado para traslados de personas de alto riesgo, incluyendo extraditables y funcionarios en casos emblemáticos, así como para operaciones en zonas de violencia organizada, para garantizar la seguridad en protestas y en eventos masivos.

Estos automóviles tácticos han sido utilizados incluso para intervenir en protestas sociales en el valle de Sula.

Cruz explicó que las plataformas de posicionamiento táctico integradas en los Black Mamba cuentan con tecnología avanzada, capaz de mantener caras y situaciones registradas en tiempo real. Se utilizaron en eventos, como cuando se llevaron a cabo los exámenes de ingreso de los aspirantes en la Universidad Nacional Autónoma o durante las elecciones.

Los Black Mamba están asignados a la Dirección Nacional de Fuerzas Especiales y se despliegan según la necesidad de cada operación, no permanecen en un municipio fijo. Dependiendo de la misión, cada vehículo puede transportar hasta 10 funcionarios, aunque generalmente se usan seis: conductor, copiloto, personal de resguardo y dos personas en la parte trasera.

Su blindaje nivel B6 los hace resistentes a armas largas como fusiles AK-47, R15 y armas cortas, frecuentemente para operaciones rurales y de alto impacto.

Desde su ingreso, los vehículos han sido utilizados, según la vocera, casi a diario para trasladar personas a cárceles y realizar operativos de alto riesgo. Ejemplificó, además, que han intervenido en Olancho debido a la violencia de estructuras criminales; en Iriona, Tocoa y otros sectores de Colón en operaciones relacionadas con narcotráfico y conflictividad por las fincas; en El Paraíso durante allanamientos; en San Pedro Sula y Tegucigalpa para controlar zonas de maras.

El personal encargado de los Black Mamba fue capacitado por la empresa proveedora, incluyendo conductores de Fuerzas Especiales y personal de Telemática. Estos 15 vehículos adquiridos no están siempre activos, algunos se encuentran en mantenimiento mientras otros salen a misión.

Debate

La adquisición de vehículos tácticos por parte de la Secretaría de Seguridad sigue siendo cuestionable, según el análisis de Nelson Castañeda, especialista en seguridad de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).

Castañeda señaló que, si bien la violencia en el país es comparable a escenarios de conflicto bélico, y la vida de los policías requiere protección con equipos y transportes especializados, el uso de los Black Mamba “golpea la percepción de la gente” sobre la efectividad de la inversión.

“La población espera verlos en zonas críticas, en operativos de alto riesgo, no en tareas que podrían cumplir vehículos convencionales”, explicó.

El especialista recordó que desde operativos históricos como Avalancha en 2016, ninguna acción posterior ha alcanzado la misma efectividad en desarticular redes criminales.

Mencionó que la llegada de los Black Mamba no ha mostrado resultados contundentes en la lucha contra el crimen organizado, a pesar de que este gobierno ha otorgado el presupuesto más alto en la historia para seguridad y defensa, superando incluso los dos gobiernos anteriores de Juan Orlando Hernández.

Castañeda enfatizó que los vehículos tácticos deben ser usados en macrooperativos y situaciones donde la vida de policías o militares esté en riesgo, y que la ciudadanía también espera ver resultados tangibles de su utilización. Cuando se emplean para escoltas de personas que no representan un alto riesgo, o para tareas menores como derribar portones, el analista advirtió, se genera la percepción de mal uso de los bienes del Estado.

“Es como usar un avión o helicóptero de las Fuerzas Armadas para proselitismo. Los Black Mamba son de uso exclusivo para combatir la criminalidad”, concluyó.

En opinión del consultor y analista Edgardo Rodríguez, si bien los vehículos tácticos como los Black Mamba son instrumentos valiosos en operaciones estratégicas contra el crimen organizado, su utilidad depende de una estrategia frontal y bien articulada para enfrentar pandillas, narcotráfico y grupos delictivos organizados.

“Es como comprarse un Rolls Royce para ir al mercado, tenemos un equipo táctico carísimo, pero no hay una lucha decidida contra el crimen organizado”, explicó Rodríguez.

Criticó el uso actual de los Black Mamba, que se han visto desplegados en escoltas de influencers, traslados de reclusos de alta peligrosidad y tareas menores, cuando su propósito original era resguardar operaciones de alto riesgo y proteger la vida de policías en escenarios críticos.

“Están subutilizadas y no están cumpliendo la función para la cual fueron adquiridas. Podemos deducir que es un dinero derrochado el que hizo este Gobierno en esa compra”, afirmó.

Rodríguez enfatizó que, sin una política integral y contundente de seguridad, la compra de vehículos de alto costo eleva la expectativa pública sin garantizar resultados concretos. En su criterio, la inversión millonaria en los Black Mamba debe corresponder a operativos estratégicos y de alto impacto, y no a tareas de rutina o de bajo riesgo.

Costo

La Secretaría de Seguridad adquirió 10 vehículos SandCat largo Black Mamba el 5 de enero de 2024, por un monto total de 130.5 millones lempiras, lo que equivale a más de 13 millones de lempiras por unidad, según documentos oficiales. Para el mantenimiento preventivo y correctivo de estos vehículos, el costo asciende a 10.4 millones de lempiras, es decir, un poco más de un millón de lempiras por cada unidad.

El 12 de diciembre de 2024 se firmó un contrato para la adquisición de cinco nuevas unidades, esta vez vehículos tácticos operacionales diseñados para ingresar a zonas de alto riesgo o sectores fuertemente controlados por grupos organizados, con un costo total de 76.2 millones de lempiras.

Para mantener estos cinco vehículos tácticos, la Secretaría de Seguridad acordó destinar, durante el año 2025, un total de 30,000 dólares (aproximadamente 780,000 lempiras) por mantenimiento preventivo y correctivo por unidad, es decir, 3.9 millones de lempiras en total. Lo anterior representa que, el mantenimiento anual de estos 15 vehículos se espera supere llegue exactamente a 14.3 millones de lempiras.

Además, la adquisición de cuatro plataformas de posicionamiento táctico tuvo un costo de 52.4 millones de lempiras. Sumando los cinco vehículos tácticos, las plataformas y el mantenimiento preventivo y correctivo, la inversión total asciende a 138.9 millones de lempiras.

Según se conoció, el mantenimiento incluye una serie de revisiones y servicios para garantizar su operatividad y seguridad. Esto abarca inspecciones periódicas de motor, transmisión, suspensión, frenos y sistemas de dirección; cambios de fluidos y filtros, como aceite de motor, transmisión, refrigerante, frenos e hidráulico; sustitución de piezas de desgaste como llantas, baterías, pastillas de freno, correas y mangueras; así como la revisión y calibración de sistemas eléctricos y electrónicos mediante diagnóstico computarizado para detectar fallas de manera temprana.

Además, se incluyen controles del blindaje y la estructura táctica, revisando bisagras, cerraduras, protecciones y sistemas de seguridad que aseguren la eficacia de estos vehículos en operaciones de alto riesgo.

A finales de enero de 2024 llegaron al país las primeras dos unidades, marcando el inicio de la incorporación de este modelo. Para junio de ese mismo año se recibieron siete unidades adicionales, incluyendo una destinada a reemplazar el vehículo que se incendió en mayo.

A finales de agosto de 2024 se incorporó la décima unidad, completando así el lote inicial de Black Mamba SandCat. Posteriormente, el 13 de enero de 2025, arribaron al país cinco unidades Kanraf, ingresando por el punto de control fronterizo de Corinto, en Omoa, Cortés.

El 13 de agosto de 2023, la presidenta Xiomara Castro otorgó al ministro de la Secretaría de Seguridad, Gustavo Sánchez, la potestad y autorización para la contratación directa de estos vehículos.

Más adelante, la máxima autoridad de la Secretaría de Seguridad aprobó la contratación directa No. SEDS-CD-GA2024-002, destinada a la adquisición de los vehículos tácticos no convencionales y equipo policial para operaciones de alto riesgo a nivel nacional. En este proceso, se invitó a participar a la sociedad mercantil Eyetech Solutions S.A. de C.V.

Se conformó una comisión evaluadora para revisar la oferta presentada, la cual concluyó que el proveedor cumplía plenamente con los requisitos legalmente establecidos.

El contrato incluía la prestación de mantenimiento preventivo para el año 2025, la modificación de los retrovisores convencionales a retrovisores tipo “medio luna”, así como el equipamiento con cinco cilindros de extintores de polvo químico de 20 libras y cinco cilindros de extintores para partes electrónicas de al menos 20 libras, distribuidos con un mínimo de dos por cada vehículo.

Por otro lado, el contrato contemplaba la capacitación sobre el uso y funcionamiento del vehículo para 15 personas, entre conductores y técnicos de la Policía Nacional, así como la adaptación de cada unidad para incluir una escalera individual.

En el caso de las plataformas de posicionamiento táctico, se estableció la mejora del sistema de ejes, pasando de dos a tres, con el fin de alcanzar la altura ofertada de nueve a 14 metros. Además, se incluyó la capacitación para seis usuarios por plataforma, garantizando un manejo seguro y eficiente.

Para los 10 vehículos SandCat largo Black Mamba se definió la inclusión de un plan de actualización y capacitación sobre el uso de las unidades para 20 conductores previamente certificados, con sesiones cada seis meses o dos veces al año.

Asimismo, se contempló el reemplazo de llantas por vehículo, un total de 40 llantas, a requerimiento técnico en el sitio donde se encuentre cada unidad. El costo estimado para este cambio de llantas asciende a 90,000 dólares, aproximadamente 2.3 millones de lempiras.

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Redacción web
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Artículo elaborado por la unidad especializada en investigación periodística, reportajes de profundidad y análisis de datos. Se omiten los nombres por protección.