19/04/2024
06:30 PM

La indiferencia, la gran enemiga del valle de Sula

El Gobierno crea el Instituto para la Protección y Desarrollo Sostenible del Valle de Sula y elimina la Comisión para el Control de Inundaciones.

San Pedro Sula, Honduras.

A cinco meses de la tragedia humana causada por los huracanes Eta y Iota, a miles de habitantes del valle de Sula no les queda más remedio que aferrarse a la “voluntad de Dios”, porque las instituciones del Estado hondureño los dejaron en la orfandad, luchando con el hambre y la destrucción.

En las comunidades asentadas en las riberas del río Ulúa, entre La Lima y El Progreso, decenas de viviendas dañadas por los huracanes permanecen sin techos y varios cientos de casas están cubiertas con toldos plásticos donados por la Bolsa Samaritana, la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (Jica), Visión Mundial, El Ayudante, Cruz Roja y otras organizaciones humanitarias.

“Aquí estamos abandonados, las oenegés son las que vienen a ayudarnos. Nos han donado alimentos y toldos para las casas. Nosotros no podemos reparar las casas porque no tenemos dinero y si tuviéramos tampoco lo haríamos porque nos volveremos a inundar”, dijo Sergio Flores cuando, con otros habitantes de La Samaritana, se concentraban en el centro de la comunidad para esperar un camión con ayuda humanitaria.

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Flores teme que un nuevo huracán inunde este sector, pues “el Gobierno está reparando a paso de tortuga los boquetes que las aguas abrieron en los bordos”. “Hasta ahorita andaba un ingeniero buscando operadores. No puede ser”, critica.

Esta comunidad de 110 familias, entre el río Ulúa y el canal Maya, está mucho más desprotegida que antes de noviembre de 2020 porque aún la Comisión para el Control de Inundaciones del Valle de Sula (CCIVS) no ha logrado hacer las reparaciones en la infraestructura aledaña afectada.

Foto: La Prensa

Las viviendas, que quedaron sin techo en noviembre por las inundaciones, están cubiertas con toldos de plástico donados.
Nahún Peralta, presidente del patronato de esta comunidad, piensa que “el abandono en el cual siguen las comunidades es algo que sucede desde hace muchos años por no haber interés en los Gobiernos en ayudar a las personas”.

“Ya pasó demasiado tiempo y no ha habido reacción del Gobierno. Dios es el único que nos protege”, dijo Peralta frente a la escuela rural El Buen Samaritano, que aún sigue sin techo porque las aguas de Eta y Iota lo destruyeron.

En 1998, esta comunidad, todo el municipio de La Lima y gran parte del valle de Sula quedaron inundados por las lluvias provocadas por el devastador huracán Mitch. Dada la tragedia causada por ese fenómeno, el Gobierno de Ricardo Maduro, por medio de la Comisión Ejecutiva para el Desarrollo Integral del Valle de Sula (CEVS), terminó en 2005 la construcción del canal Maya para desviar parte del caudal del río Chamelecón y proteger el municipio de La Lima.

Foto: La Prensa

. Las viviendas, que quedaron sin techo en noviembre por las inundaciones, están cubiertas con toldos de plástico donados.
Pero la CEVS, creada en agosto de 1990, desapareció con la creación de la Comisión para el Control de Inundaciones del Valle de Sula (CCIVS), instituida a través del decreto ejecutivo PCM-17-2010 de mayo de 2010, con el propósito de “promover el desarrollo mediante la construcción y mantenimiento de las obras de protección contra inundaciones del valle de Sula y sus áreas de influencia”.

En una década, la CCIVS, que había despertado expectativas positivas en el valle, logró una aprobación presupuestaria de más de L1,070 millones (ejecutó más de L800 millones) para reparaciones y mantenimiento de los bordos de protección y no para construir represas de control de inundaciones.

Gobierno crea instituto

Luego de una nueva tragedia, la ocasionada por Eta y Iota, el actual Gobierno, por medio del decreto PCM 007-2021 aprobó la creación del Instituto para la Protección y Desarrollo Sostenible del Valle de Sula que reemplazará a la CCIVS, que tendrá vida hasta el 30 de septiembre de este año.

Para crear este nuevo instituto, el Ejecutivo aprobó el decreto PCM-141-2020, publicado el 9 de enero en La Gaceta, el cual le permite al Gobierno la formación de entidades para el desarrollo sostenible y la prevención y mitigación de desastres en todas las regiones del país.

Este nuevo ente desconcentrado de la Presidencia tendrá una junta directiva integrada por tres representantes del sector público, tres representantes de la Asociación de Municipios de Honduras (Amhon) y tres representantes de organizaciones gremiales del sector privado propuestos por el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep).

El instituto será acompañado por una mesa de cooperantes, integrada por agencias bilaterales y multilaterales de cooperación internacional, banca internacional de desarrollo y representantes de Gobiernos de países que deseen participar; también por un consejo consultivo integrado por diferentes actores de la sociedad civil, y un grupo de veeduría social conformado por organizaciones civiles no gubernamentales orientadas a fomentar la transparencia, derechos humanos y Estado de derecho.

Foto: La Prensa

Hay escuelas destruidas.
En el decreto PCM-141-2020, el Gobierno reconoce el fracaso de las comisiones del valle de Sula, pues “a lo largo de los años se han venido tomando diversas medidas para analizar y determinar cuáles son los proyectos y obras necesarias para la mitigación y control de inundaciones provocadas por los desastres naturales, las mismas no se han podido ejecutar a la fecha, entre otras razones, porque la institucionalidad creada para tal efecto ha carecido de las facultades y mecanismos necesarios (…)”.

Sin embargo, la CCIVS, dentro de las condiciones que le permite la ley, ha presentado proyectos al Gobierno, entre ellos, la construcción de las represas de Los Llanitos y El Tablón; pero los Gobiernos no han tenido la capacidad y la voluntad para construir esas obras.

En un foro realizado en la redacción de Diario LA PRENSA para llevar a cabo esta serie periodística, miembros de esa Comisión, profesionales de la Ingeniería y representantes del Consejo de Desarrollo del Valle de Sula coincidieron en que los Gobiernos no le han dado la importancia a la región pese a ser la más productiva económicamente.

Igualmente, según ellos, los gobiernos locales de todo el valle de Sula por tener agendas políticas e intereses personales no han logrado amalgamar las fuerzas con el objetivo primordial de desarrollar y proteger el valle.

“Ninguna solución se va a dar si no es entre todos y considerando a todos. Aquí, esto pasa por educación, por los gobiernos locales, sobre todo, por una planificación. No hay que desarrollar proyectos aislados, hay que planificar e integrar los proyectos porque eso nos traerá desarrollo. Esto no es responsabilidad del Gobierno o la empresa privada, también de la universidad, colegios profesionales y la institucionalidad en general. Si no hay una integración total de la sociedad, no va a pasar mucho, será un poquito más de lo mismo. No estamos para jugar. El cambio climático nos está poniendo la pauta”, dijo Jacob Cerrato, coordinador técnico del Plan de Nación.

La indiferencia o negligencia de los Gobiernos ha permitido que fenómenos naturales peligrosos causen grandes crisis humanitarias, sumersión de más de un millón de hondureños en la pobreza y degradación de sueltos fértiles que, con el transcurrir de los años, dejarán de ser tierras agrícolas generadoras de alimentos.

Para Nahún Peralta, presidente del patronato de La Samaritana, la creación de nuevas instituciones “no son importantes si los Gobiernos no invierten en nuevos bordos, represas, escuelas, centros de salud y agricultura”.