Políticos, con gran reto de volcar a jóvenes nuevos votantes a las urnas
Prevén participación de no más de 150,000 jóvenes en elecciones primarias. La mayoría prefiere esperar las generales, y para otros, no es prioridad.
- 05 de marzo de 2025 a las 00:00 /
El voto joven sigue siendo tema de discusión política, con una población votante cada vez más diversa, donde los nuevos electores desempeñan un papel clave en el destino del país ¿Cómo piensan los jóvenes sobre las primarias? ¿Qué factores influyen en su decisión de participar o no? Y, más importante aún ¿qué impacto tienen las redes sociales y la desinformación en su percepción política?
Los jóvenes de entre 18 y 30 años representan un porcentaje significativo de los votantes habilitados; sin embargo, la tendencia de abstención entre este grupo ha sido alta durante las elecciones anteriores, lo que genera preocupación sobre su involucramiento en el nuevo proceso electoral.
Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), para las elecciones de 2025, un total de 697,203 jóvenes estarán disponibles para votar por primera vez.
Dato
El proceso de las elecciones primarias e internas en Honduras se celebrará el domingo 9 de marzo.
Históricamente, durante las elecciones primarias solo ha votado el 40% del padrón habilitado, pero con la inclusión de estos nuevos votantes, los partidos políticos tendrán la tarea de convencer a este segmento joven para que participe activamente durante la contienda.
De acuerdo con el censo electoral, casi 6 millones de hondureños estarán habilitados para ejercer su sufragio durante las elecciones de este año. En concreto, 5,754,343 personas tienen derecho al voto, de los cuales 2,180,000 son jóvenes, entre 18 y 30 años, lo que representa aproximadamente el 40% del padrón electoral.
Como antecedente, durante las elecciones generales del año 2021, un total de 5,016,000 personas estaban habilitadas para votar, pero para este año hay nuevos, algunos que anteriormente no se habían enrolado y que ahora están habilitados. Esto garantizaría una mayor participación, fortaleciendo el derecho de todos los ciudadanos a elegir y ser electos.
La mayoría de los jóvenes no cree en la democracia y muchos sienten desconfianza debido a los malos ejemplos de los políticos tradicionales. Tampoco simpatizan con algún partido político, por lo que la oferta electoral debe centrarse en llegar a ellos, especialmente a aquellos que no tienen afinidad política.
Por otro lado, la población de entre 30 y 60 años o más supera los 3 millones de votantes, en su mayoría ya participan activamente durante los procesos electorales y tienen una tendencia ideológica definida, por lo que no se espera mayor sorpresa.
Desilusión
¿Por qué los jóvenes se alejan de las urnas? Muchos sienten que no tienen voz en las decisiones políticas ni que los partidos tradicionales representan sus intereses. El abstencionismo ha sido un tema recurrente en los análisis de procesos electorales en Honduras, las causas son múltiples, pero se concentran en la desconfianza hacia los políticos, el sistema electoral y la falta de opciones que verdaderamente representen sus necesidades.
El abstencionismo no es solo un fenómeno pasivo, sino también una respuesta activa ante la falta de credibilidad en el sistema. El joven se siente desconectado de la política tradicional, y muchas veces, en lugar de salir a votar, opta por no participar.
Omar García, experto en gobernanza, reflexionó sobre el papel de los jóvenes durante las elecciones y su influencia en el marco de los procesos democráticos. Para él, la estructura etaria de una población es clave para entender la participación electoral.
“Es de todos sabido que los jóvenes, dependiendo de cómo esté distribuida la pirámide poblacional, pueden ser determinantes a la hora de responder a una convocatoria electoral”, señaló.
Advirtió que no basta con el número de personas habilitadas para votar, sino que hay que considerar cuántas realmente ejercerán su derecho. “Cuando el CNE dice 600,000 nuevos votantes me parece un número muy grande, una cosa es que estén habilitados y otra es que vayan a votar”, agregó.
Los jóvenes con nivel educativo más alto son quienes con mayor frecuencia acuden a las urnas, pues tienen mayor conciencia cívica, en cambio, aquellos con menor escolaridad tienden a mostrar menos interés, ya que su prioridad es buscar oportunidades para salir adelante.
García estimó que durante las elecciones generales en noviembre próximo se presentarán 300,000 jóvenes, pero para las primarias la historia será distinta, no más de 150,000.
“El votante de primaria es diferente, no tiene el mismo interés en participar, pues no es un elector activo. Quienes se identifican con un partido, ya sea del oficialismo o la oposición, representan entre un 43% y 45%, lo que significa que entre el 55% y el 57% de la población no quiere saber nada de política ni de candidatos y, por ende, no asistirá a elecciones internas”, indicó.
El analista también puso el foco en el aumento de los llamados “ninis”, jóvenes que ni estudian ni trabajan, quienes se han multiplicado durante los últimos años.
“Este grupo suele abstenerse de participar durante los procesos electorales. A algunos les ofrecen dinero en las mesas de votación de las primarias, al ser del mismo partido, se suele ver cómo se compran los movimientos y se suelta plata, pero no sucede durante las elecciones generales, donde la vulnerabilidad es menor”, especificó.
Además, resaltó el impacto de las redes sociales en la construcción de la visión política de los jóvenes. “El muchacho de ahora no tiene conciencia democrática, lo que busca es una salida a su situación económica. Cada vez están más influenciados por las redes sociales, que se han convertido en una fuente de inspiración para nuevas perspectivas y modelos de vida”, apuntó.
Para García, los tres principales partidos han fallado en construir espacios de participación juvenil. “No existen campamentos partidarios para jóvenes como en otros países, donde se organizan encuentros juveniles o se ofrecen becas. Aquí el joven analiza y concluye que no le conviene participar, el mejor indicador de esto son las caravanas migrantes: los jóvenes miran a los partidos como los responsables de la desgracia de su papá, de su abuelo, de su tío y ahora les toca su turno, no encuentran en estos una oferta atractiva”, enfatizó.
Finalmente, el experto reiteró que habrá un número reducido para votar durante las elecciones primarias, a menos que ocurra un fenómeno de arrastre juvenil. “Cuando miran las caras de los políticos de siempre, de los viejos, recuerdan los problemas que han generado los partidos históricos, que solo han empobrecido”, concluyó.
Sharon López, precandidata a diputada por el Partido Nacional, reconoció que los jóvenes han sido muy apáticos para votar durante las elecciones primarias, pues generalmente esperan las elecciones generales, “eso hace que no se elijan los mejores hombres y las mujeres dentro de los partidos, por eso llegan los mismos”, dijo.
Si la juventud participara masivamente durante esta primera fase, los perfiles que avanzarían serían los más adecuados, pero el proceso sigue dominado por el voto duro de cada partido, compuesto principalmente por personas ya censadas y prestas a movilizarse para votar.
“Siento que ahora el joven ya no hace caso a lo heredado, es decir, porque mi papá es nacionalista voy a votar así, ahora estamos intentando ya no elegir por partidos políticos, sino por los más idóneos”, reflexionó la joven política.
La juventud de la oposición considera que el Partido Libertad y Refundación ganó las elecciones pasadas producto del voto masivo de jóvenes que creyeron en sus propuestas; sin embargo, cree que gran parte de estos han quedado defraudados, pues no hallan empleo suficiente, uno de los problemas más agudos a nivel social.
Este es un llamado para quienes reincidentemente participan en la política, para que se hagan a un lado y den paso al relevo generacional para “limpiar la cara de los partidos políticos”, opinó López, quien busca un curul por el departamento de Cortés.
Aspirantes a diputados con amplia experiencia dentro de los partidos y un marcado enfoque populista no logran llegar a todos los municipios ni conocer a fondo las necesidades más urgentes de la población, aún así confían en ser elegidos únicamente por su reconocimiento, a pesar de ofrecer las promesas de siempre.
“Actualmente hay muchos jóvenes participando, pero en el Partido Nacional es necesario ganarse un lugar. Durante los últimos 10 años hemos estado activos en la juventud y colaborando en campañas, desde pegar afiches, pues lamentablemente no nos han dado oportunidades reales de entrar, lo que nos limita”, puntualizó.
“Para nosotros el dinero es una barrera, ya que muchos candidatos a las alcaldías ven a los aspirantes a diputados como una fuente de financiamiento para sus campañas o para el día de las elecciones, aprovechándose de que los políticos tradicionales sí cuentan con recursos”, expuso López.
Para Skarleth Jiménez, una sampedrana, las elecciones en Honduras parecen estancadas en un ciclo de apatía y desencanto, basta con mirar los resultados de procesos anteriores para notar un patrón preocupante. “Los jóvenes se preguntan: ¿Para qué votar si al final ganan los mismos? ¿Para qué participar si todos son corruptos?”, subrayó la joven.
Es un pensamiento comprensible, pero también peligroso, no votar no es una forma de protesta, sino una renuncia al derecho de decidir el futuro.
“Como generación deberíamos estar preocupados, nos enfrentamos a problemas urgentes: el desempleo, la inseguridad y la educación deficiente. Aunque vivimos en la era de la información, el acceso a una educación de calidad sigue siendo limitado, muchos jóvenes no comprenden del todo el proceso político ni las implicaciones de su participación, y la información que consumen en redes sociales suele ser superficial”, declaró.
Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) al mes de junio del año pasado mostraron a 2,026,306 personas con problemas de empleo, de más de 7 millones en edad de trabajar.
Jiménez ironizó cómo mútiples políticos han trasladado sus campañas a plataformas como Facebook, Instagram y Tik Tok, donde realizan transmisiones en vivo, comparten vídeos emocionales y buscan conectar con sus seguidores a través de discursos diseñados para parecer cercanos y auténticos, pero detrás de esa aparente normalidad casi siempre no ofrecen soluciones reales.
“En Honduras, aunque existen políticas dirigidas a los jóvenes, los esfuerzos no han sido suficientes para resolver los problemas que enfrentamos a diario. La falta de empleo sigue golpeando con fuerza, la calidad educativa es deficiente y los recursos para mejorar la infraestructura escolar son escasos”, añadió.
Para Jiménez, lograr un verdadero cambio no solo requiere representación política, sino que las políticas juveniles se implementen de manera efectiva y con un enfoque claro en sus necesidades.
“El voto sí hace la diferencia, puede que los cambios no sean inmediatos, pero suman en la construcción de un país más justo. Es cierto que el sistema político parece distante y poco transparente, y que la corrupción ha minado la confianza de muchos, pero al votar enviamos un mensaje claro: estamos aquí y exigimos un cambio”, sentenció.
No basta con miles de “me gusta” o con vídeos virales, la verdadera transformación comienza organizando propuestas, comprendiendo la realidad y, sobre todo, acudiendo a votar.
Espacios
A lo largo del siglo XXI, las redes sociales se han convertido en uno de los principales medios de información y formación de opinión, especialmente entre los jóvenes. Ecosistemas como Facebook, X, Instagram y Tik Tok juegan un papel decisivo en la manera de cómo los votantes perciben a los candidatos y sus propuestas.
Para un grueso poblacional de jóvenes, las redes sociales son la principal fuente de información sobre las elecciones, pero la facilidad con la que se difunden opiniones también presenta riesgos, especialmente cuando se trata de la propagación de desinformación y noticias falsas. El hecho de que los usuarios compartan contenido sin verificar su veracidad ha llevado a un aumento de la desinformación en la política electoral.
Carlos Girón, editor de las unidades de verificación de Grupo Opsa, manifestó que la desinformación en las redes sociales son el campo de batalla. “Hay un dicho en verificación que dicta que ua mentira repetida muchas veces se convierte en verdad”, afirmó el periodista, destacando la gravedad del problema.
La prisa, la inmediatez, la viralización y las tendencias son factores que impulsan a los usuarios a compartir información sin someterla a verificación previa.
Diversos estudios han puesto en evidencia que a la audiencia le está costando cada vez más distinguir lo falso de lo verdadero. Ya no basta con mirar para creer, hoy en día se pueden presentar hechos, acciones o eventos inventados como si fueran reales.
En este escenario, los creadores de contenido y los políticos han aprovechado múltiples ocasiones para amplificar mensajes erróneos.
“Detectamos que durante la víspera de las elecciones primarias de marzo se utilizaron encuestadoras sin credibilidad para inflar la intención de voto”, denunció Girón, haciendo eco de una práctica manipulativa.
Esta estrategia de distorsionar la realidad se extiende incluso a los gráficos, que durante muchas ocasiones incluyen logos como el de Cid Gallup, con el objetivo de dar veracidad a lo que se observa.
“Hay que sospechar y dudar de todo, no basta con tener una fuente confiable”, añadió Girón, sugiriendo que la desinformación es un fenómeno que va más allá de la simple falta de rigor. “Algunos países han llegado a firmar contratos con plataformas para regular el uso de la inteligencia artificial, y otros han sido multados por su mal uso”, concluyó el periodista, dejando en claro la urgencia de tomar medidas.
La lucha contra la desinformación en el contexto político y electoral se ha convertido en un desafío global que afecta a diversos aspectos de la sociedad. La información errónea no solo altera la percepción pública, sino que también socava la confianza en las instituciones y los candidatos.