25/04/2024
06:22 AM

Choloma se reconstruye entre la incertidumbre y nuevos retos ambientales

Empresarios consideran que se necesitan esfuerzos más proactivos por proteger las fuentes de agua ante los riesgos de una inminente crisis al mediano plazo

Choloma, Honduras

Choloma, indiscutible motor del desarrollo económico de Honduras, ha resurgido una y otra vez del lodo y la basura producto de mortíferos huracanes. El Fifí, que según registros históricos dejó 10,000 muertos, cruzó de este a oeste frente a toda la costa caribeña, en septiembre de 1974 y el entonces pequeño pueblo, quedó sepultado y la cifra de muertos habría sido superior a las 4,000 personas.

De esa tragedia, al municipio se le llamó “ciudad mártir”, tal y como después se convertirían Morolica, por el Mitch en 1998, y La Lima, a causa de Eta y Iota de noviembre de 2020, al ser de las más dañadas por los efectos de los huracanes.

Con los bordos dañados y el temor respecto a los pronósticos de tormentas tropicales para este año, Choloma -al igual que el resto del valle de Sula y alrededores- reconstruye, una vez más, su cotidianidad desde la incertidumbre.

En lo relacionado con las obras de control de inundaciones, en las cuencas de los ríos Chamelecón y Ulúa y el valle del Sula se presentaron daños a causa de Eta y Iota en por los menos 96 puntos en los municipios de La Lima, Villanueva, El Negrito, Puerto Cortes, Omoa, Choloma, San Pedro Sula, Santa Cruz de Yojoa, Tela, El Progreso, Pimienta, Potrerillos, San Manuel, entre Cortés, Yoro y Atlántida.

“Con Eta y Iota, dos fenómenos uno tras otro y con altas cantidades de lluvia, vimos que la parte de mantenimiento y las obras de mitigación debe ser constante, tanto en bordos y revisiones, y aunque hay una comisión (para el control de inundaciones) que tiene esa tarea de estar monitoreando la cuenca del valle de Sula, vimos que fue en estos bordos donde se dieron los daños y esto causó que las inundaciones fueran mayores”, dijo Percy Dox, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Choloma (CCICH).

La gremial ha conocido que empresas textiles afectadas por las inundaciones mantienen su compromiso de seguir trabajando en el municipio “y ellos han venido trabajando en habilitar sus plantas y sus áreas de trabajo. No hay ninguna intención por parte de ellos de irse del país, por el contrario, más bien se han integrado con el Gobierno para ver esas obras de mitigación, porque a ellos les interesa, puesto que nunca antes había pasado lo que ocurrió y ya queda como un precedente”, agregó Dox.

Según estimaciones de los empresarios, el municipio mueve más del 13% del producto interno bruto (PIB) y más de la cuarta parte de lo que aporta el valle de Sula a la economía hondureña.

Con arriba de 262,186 habitantes, Choloma es también la tercera ciudad más poblada de Honduras, muy por debajo del Distrito Central (1.1 millones) y San Pedro Sula (736,000), conforme al Instituto Nacional de Estadísticas a 2018.

El crecimiento poblacional que ha experimentado la ciudad en las últimas tres décadas derivó directamente con la instalación de las compañías maquiladoras.

Por la logística que implica montar una empresa textil, estas inversiones están pensadas para el largo plazo.
Las compañías que operan en el país han reiterado que seguirán invirtiendo en Honduras.
Según estadísticas, en 1990, año de inauguración de ZIP Choloma, el municipio registraba entre 80,000 a 90,000 pobladores; en 1996 creció a 106,000, en el año 2000 contabilizó una población superior a 143,000, es decir, que a lo largo de 30 años la población creció más del 300%.

Para el caso, el 11% de la población del municipio residía en otro lugar del país hace cinco años, reportó el INE.

“En la parte de textil hay nuevos parques que se han venido construyendo, no del año pasado, sino desde hace tres o cuatro años, y los empresarios siguen invirtiendo y construyendo en la ampliación de los mismos. Aunque en la parte industrial se mira que va creciendo, de sector mipymes, venimos de un año complicado, con muchas empresas personas afectadas por la pandemia del covid-19 y luego por los desastres naturales”, dijo el presidente de la Cámara de Choloma.

Otra de las enseñanzas que dejó a las empresas las catástrofes recientes, en criterio de Dox, es ser más conscientes de los daños ambientales que se generan.

“Hay muchas empresas que internamente van trabajando en mejorar sus operaciones y al final reducir ese impacto.

La Municipalidad ha hecho esfuerzos en áreas de recolección de basura, trabajos en prevenir la contaminación de suelos y también lagunas de oxidación para hacer ese tratamiento de aguas residuales. Eso importante, pero considero que aún hay muchos esfuerzos que se deben de dar, por ejemplo en cómo ser más proactivos en la reforestación”, dijo el empresario.

Una investigación hecha por la Comisión de Acción Social Menonita (Casm) y la organización canadiense Cuso Internacional en 2019 alertó una crisis inminente de corto plazo de escasez de agua para todas la zona de propuesta de la Sierra de Omoa (Zopso), que incluye comunidades de Choloma, Puerto Cortés, Omoa, San Pedro Sula y Quimistán.

Según los autores de la investigación, las poblaciones de estos municipios están accediendo a la tenencia de la tierra sin acompañamiento técnico adecuado por parte del Estado, criterios claros de acceso al suelo, planificación familiar y un sistema sanitario que ya era débil desde antes de la pandemia.

“Es necesario hacer campañas o programas haciendo consciencia sobre la importancia de proteger las fuentes de agua. Cada vez vemos cómo los niveles de agua y muchos pozos casi que se vuelven inútiles y no se pueden usar, porque los niveles han ido bajando por el consumo de agua que hay. Tenemos que cuidar esos recursos y es un tema que necesita mucha prestársele atención”, dijo Dox.

Más de un millón de personas viven en asentamientos irregulares en 12 municipios del valle de Sula, siendo Choloma el que suma la mayor concentración

Otros desafíos

Hábitat para la Humanidad Honduras, a través de una investigación sobre asentamientos irregulares (AI) en el valle de Sula, contabilizó 133 asentamientos identificados con características de irregulares distribuidos en 12 municipios que concentran un total de 33,540 viviendas para cerca de 252 viviendas por AI y un total de 163,200 habitantes es decir un promedio de 4.9 habitantes por vivienda. De lo que estiman que en cada AI habitan un aproximado de 1,227 personas.

El interés de la organización por estudiar este fenómeno social en el valle es “porque los asentamientos irregulares son el manifiesto de una situación de pobreza extrema y exclusión social reflejada en las diferentes carencias con las que a diario conviven sus habitantes”.

Para el caso, un ingreso diario de $2.00 (menos de L50) por persona. La imposibilidad de más de un millón de familias para acceder a planes o proyectos de vivienda por lo que optan residir en un AI.

Un nivel de vida deteriorado por las carencias en servicios básicos elementales como agua por tubería, alcantarillado sanitario, energía eléctrica, sistemas de recolección y disposición final de desechos sólidos de los que muchas veces son simplemente excluidos. Inseguridad producto de un incremento en los riesgos por eventos naturales como inundaciones, derrumbes, y deslizamientos; o por eventos no naturales en donde interviene la acción de personas e instituciones como los desalojos. Una estrategia de subsistencia y resiliencia en la búsqueda de reducir costos y abaratar sus gastos en función del acceso a los centros de trabajo, al mercado de consumo, a la demanda de mano de obra en el sector servicios y para contrarrestar el encarecimiento y alto costo de la vida.

Al comparar los datos de población de los 12 municipios del valle de Sula seleccionados para el estudio 1,880,362 de habitantes entre Santa Rita, San Manuel, Pimienta, Puerto Cortés, La Lima, Potrerillos, Santa Cruz de Yojoa, Omoa, El Progreso, Villanueva, SPS y Choloma) concluyen que el 11.5% de ella vive en asentamientos irregulares, es decir, uno de cada 10 habitantes vive en un AI.

De las ciudades estudiadas por Hábitat para la Humanidad, Choloma, es el municipio con el porcentaje de mayor concentración de asentamientos (26.3%), le sigue San Pedro Sula (18.8%), Villanueva (12%), El Progreso (9.8%) y Omoa (7.5%).

Todavía en el valle de Sula, el acceso al agua es uno de los grandes beneficios que tenemos y si la industria no tiene las condiciones, como recursos y reglas claras, pensarán un poco más sobre dónde invierten

Percy DoX, Presidente de la Cámara de Comercio de Choloma

De acuerdo con el estudio, los municipios investigados comparten características similares las que probablemente sean algunos de los principales factores de surgimiento y expansión de los AI.

“La dinámica económica generada por la existencia de zonas industriales de procesamiento (ZIP) y zonas libres industriales (Zoli) en los municipios con mayor concentración de asentamientos irregulares es la primer característica común a destacar”, indica Hábitat.

Por otra parte, una de las principales razones por las que las personas que viven en los AI migraron hacia ellos fue la búsqueda de empleo, así como la cercanía estratégica a las rutas de acceso hacia grandes complejos industriales y comerciales. Otra característica compartida entre este grupo de municipios es la alta demanda en el área de los servicios la cual se refleja al estudiar en profundidad las ocupaciones de los residentes en los asentamientos irregulares, de igual manera la actividad comercial.

“Omoa es posiblemente el que menos características comparte con el resto del grupo de municipios en mención, no obstante, las características de sus AI también se diferencian del resto de asentamientos irregulares de los otros municipios, ya que casi el 80% de los AI del municipio de Omoa se encuentran en zonas rurales mientras que en el resto de municipios los AI se concentran en zonas urbanas o periurbanas”, aclara la investigación de la oenegé.

En los AI una de las deficiencias evidentes es que la poca y mala calidad de los servicios públicos ni siquiera llega a este segmento de la población en primer lugar por su irregularidad.