Irrespeto, insensibilidad, incompetencia

El desempeño de la ministra de Salud ha resultado ser muy deficiente, demostrando que no se encuentra a la altura de sus responsabilidades.

Las ofensivas y despectivas palabras con las que habitualmente la titular de la Secretaría de Salud, Carla Paredes, profiere en sus declaraciones a la prensa la revelan como dueña de una personalidad arrogante, además de haber demostrado durante el ejercicio de su alto y delicado cargo el no poseer las capacidades inherentes al desempeño de un factor clave en el desarrollo humano, que es el bienestar físico y mental de los hondureños.

La salud pública se ha deteriorado aún más durante este y los pasados Gobiernos: carestía y/o inexistencia de medicamentos básicos, equipos médicos a punto de colapsar por el no mantenimiento preventivo, crisis cíclicas de carácter laboral por parte de profesionales de la enfermería y médicos ante el incumplimiento de acuerdos consensuados y firmados por ambas partes: la patronal y los empleados sanitarios.

Los enfermeros auxiliares, quienes tienen a su cargo funciones básicas en la atención y cuidados de los pacientes en los hospitales y centros de salud estatales, siendo el brazo derecho del personal profesional, se encuentran de nueva cuenta en paro, sin que encuentren intenciones de dialogar por la intransigencia de la doctora Paredes, quien lejos de iniciar aproximaciones amenaza con sanciones a quienes no estén cumpliendo con el servicio en los centros asistenciales del país. El presidente de la Asociación Nacional de Enfermeras y Enfermeros Auxiliares de Honduras (Aneeah), Josué Orellana, ha advertido que de no ser convocados a efecto de escuchar y solucionar sus planteamientos, “volveremos a las calles; si despiden a la primera enfermera, vamos a abandonar los tres turnos, entregaremos emergencias y áreas críticas”. Además, manifestó estar abiertos al diálogo.

El desempeño de la ministra de Salud ha resultado ser muy deficiente, demostrando que no se encuentra a la altura de sus responsabilidades, lo que es lamentable, existiendo consenso colectivo a tal respecto. Lejos de ser una valiosa colaboradora de quien la nombró en tan delicado cargo se ha convertido en un obstáculo para el desempeño gubernamental.

La presidenta Castro debería estar coordinando, supervisando y evaluando a sus cercanos colaboradores, en el desempeño puntual de sus obligaciones y responsabilidades, en su calidad de titular del Poder Ejecutivo. Son los hondureños sin suficiente poder adquisitivo para ser tratados por trastornos de salud en hospitales privados quienes resultan ser los más afectados, poniendo en peligro inminente su existencia, al no ser atendidos y diagnosticados oportunamente. En previo editorial señalamos que no es con declaraciones lesivas al honor y dignidad de las personas como pueden alcanzarse convergencias en materia sanitaria.

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