Cambio de actitud

Salir del colonialismo mental implica un esfuerzo sostenido y colectivo para intentar recuperar la autoestima y la dignidad

No únicamente en los aspectos materiales se requiere la adopción de nuevas políticas, estrategias y objetivos; de igual manera, en lo psicológico y actitudinal.

Hemos caído en una actitud dependentista por la cual anhelamos que las soluciones a nuestras complejas problemáticas vengan del exterior, sea de Norte o Suramérica, el Caribe, Europa o Asia. Que sean otras naciones las que nos diseñen y dicten la ruta y el modelo a imitar, aun si este difiere de nuestra realidad concreta.

Ello ha ocurrido en distintas etapas de nuestro pasado, desde la adopción de una república y una constitución federal en 1823, incompatibles con nuestra previa experiencia histórica, lo que condujo a la desintegración de la República en 1838.

Empleamos la ley del menor esfuerzo a efecto de evitar intentar aplicar respuestas creativas, producto de nuestro propio esfuerzo mental, ampliamente debatidas antes de buscar consensos.

Las consecuencias de tal renuencia para activar nuestros cerebros y voluntades conducen inexorablemente al inmovilismo, la quietud y la atrofia del intelecto. Cual menesterosos, extendemos la mano implorando dádivas provenientes del exterior, lo que provoca sentimientos mixtos entre los potenciales países donantes: desde compasión hasta desprecio, desde lástima hasta sorna, desde fatiga hasta negativa.

Llega un momento en que las ayudas externas van reduciéndose progresivamente hasta cesar. Es entonces, y solo entonces, cuando intentamos la búsqueda y puesta en práctica de respuestas propias, autóctonas, a nuestra deplorable condición de atraso, violencia, corrupción e impunidad, que nos ubica en las posiciones más bajas en desarrollo humano, transparencia e ingreso per cápita.

Salir del colonialismo mental implica un esfuerzo sostenido y colectivo para intentar recuperar la autoestima y la dignidad, actualmente deficitarias. ¿Tendremos la suficiente voluntad para remontar la actual indigencia y, al fin, reencontrarnos con nosotros mismos y llegar a ser auténticos?

Se requiere un esfuerzo inteligente, creativo y permanente en el que los intereses nacionales -previamente definidos y compartidos- constituyan el norte y la guía rectora de nuestra política interna y externa.

El hecho de ser pequeños en extensión territorial, con una población en la que dos terceras partes son pobres, y el carecer de recursos naturales estratégicos apetecidos por otras naciones, no son argumentos válidos para creer que no tenemos futuro, que estamos condenados por siempre a la condición actual de subdesarrollo.

La mentalidad conformista no contribuye a hacer frente a los retos y desafíos actuales; por el contrario, deben ser motivación para una renovación integral de esta y de las siguientes generaciones.

Redacción La Prensa
Redacción La Prensa
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LA PRENSA es el decano de los diarios impresos en Honduras y líder en audiencias en las plataformas digitales. Se fundó el 26 de octubre de 1964 en la ciudad de San Pedro Sula.

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