Desafortunadas declaraciones las emitidas por el alcalde sampedrano y presidente del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal, Roberto Contreras, criticando a la consejera Ana Paola Hall, declarando que quien actualmente preside el Consejo Nacional Electoral (CNE) muestra favoritismo en la toma de decisiones al “inclinar su corazón hacia Libertad y Refundación”, lo que cuestiona la integridad e imparcialidad de dicha profesional de las ciencias jurídicas. Esa visión sectaria y estrechamente partidaria le ha hecho mucho daño tanto a su predecesora en tal alto cargo como a la actual, quien en su momento presentó su renuncia denunciando presiones e, incluso, amenazas contra ella y su familia, las que dejó consignadas en la carta enviada al Congreso Nacional, mismas que también fueron denunciadas por su colega jurista Cosette López, quien igualmente fue víctima de intrigas y cuestionamientos sin fundamento, incluyendo injerencias en su vida privada, sin por ello ceder ante los mismos, actuando con estricto apego a la ley, lo que le mereció público reconocimiento por su entereza y firmeza, sin someterse a chantajes. Igual actitud está demostrando la señora Hall y debe desistirse de continuar persistiendo en ataques verbales en su contra, carentes de validez.
El trío de consejeros del CNE milita en un partido político, empero desde el momento que son nombrados para planificar y coordinar la mecánica del proceso electoral, que culminará el próximo 30 de noviembre, su misión y funciones trascienden la estrecha visión partidaria para trabajar en función del interés nacional en el área de su competencia, ya no de acuerdo con las órdenes y estrategias de políticos, que buscan la manipulación para llevar agua a sus molinos e intereses particulares, incompatibles con los propósitos eminentemente técnicos de tal organismo electoral, clave para el fortalecimiento de nuestro frágil sistema democrático, periódicamente expuesto a intentos por conducir a su colapso, sea mediante elecciones fraudulentas, intentos reeleccionistas, golpes de Estado.
En tanto en cuanto los integrantes del CNE sean nombrados por los partidos políticos continuarán persistiendo divisionismos a su interior, mismos que debilitan tanto su funcionamiento como su credibilidad ante la ciudadanía. Así como en su oportunidad los medios de comunicación exigimos que la visión política partidaria no se inmiscuyera en el desempeño y rendimiento del alto tribunal electoral, hoy, de similar manera, se pide que se deje laborar a este organismo de tanta relevancia para la celebración de elecciones transparentes y libres, despojadas de trampas y deformaciones, que corrompen y deforman la voluntad del pueblo hondureño de concurrir masivamente a las urnas sin dudas respecto a la legitimidad de los resultados, con total y absoluto respeto a la voluntad mayoritaria del electorado. Requerimos de más democracia con avances cualitativos que la fortalezcan y perfeccionen, sin saltos hacia atrás que significan retrocesos hasta su eventual extinción, reemplazada por autoritarismos y dictaduras.