En el artículo anterior hablaba de cómo el sector de la construcción es un motor para generar empleos directos e indirectos en Honduras. Los datos son esperanzadores. Se proyecta que, en un escenario optimista con un crecimiento anual del 6 %, el sector de la construcción podría emplear cerca de 320,000 personas directamente para 2030, lo que llevaría a un impacto total de entre 800,000 y 1,000,000 de empleos sumando los indirectos.
En un escenario moderado con un crecimiento del 4% se alcanzarían aproximadamente 290,000 empleos directos y un impacto total de entre 725,000 y 870,000 empleos. En un escenario conservador con un crecimiento del 2% habría unos 270,000 empleos directos y un impacto total de entre 675,000 y 810,000 empleos.
El impacto indirecto del sector de la construcción se distribuye en áreas como los proveedores de materiales de construcción, donde el cemento, acero, madera y otros insumos representan una parte significativa de la cadena de valor. Además, servicios de transporte y logística son necesarios para movilizar materiales, maquinaria y equipos, mientras que los servicios financieros, como créditos hipotecarios, financiamiento para proyectos y seguros relacionados desempeñan un papel clave.
También se observa un efecto en el sector inmobiliario, con impacto en ventas, administración de propiedades y servicios de mantenimiento, así como en pequeños negocios como tiendas, restaurantes y otros servicios que surgen alrededor de los sitios de construcción.
Por cada lempira invertido en construcción se estima que se generan entre 1.3 y 1.6 lempiras adicionales en actividad económica indirecta. Esto refuerza la importancia de políticas públicas que promuevan la construcción, no solo para generar empleos directos, sino también para estimular una amplia gama de sectores relacionados.
Con una adecuada planificación y políticas de inversión, la construcción puede consolidarse como un motor clave para el desarrollo económico y social en Honduras.