Quien anda mucho...

Si lo que nos fascina es la historia de América y las personas que formaron parte en su construcción tal como la conocemos hoy, podemos pasar por Virginia en Estados Unidos.

  • 02 de noviembre de 2025 a las 22:32 -

“Quien lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”, decía don Miguel de Cervantes y Saavedra. Tan cierto.

Insisto en que, si este bello y amable planeta nuestro tiene poco más de doscientos países e incontables culturas, sería un verdadero desperdicio no explorarlo, aunque sea un poco. Además de expandir nuestra mente, recrearnos la vista con tanta maravilla, ayudar a nuestro cerebro a crear nuevas conexiones sinápticas y demás, conocer personas y lugares nuevos nos convierte (o debería hacerlo) en seres más sensibles, tolerantes y empáticos. Al mismo tiempo que nos ayuda a cultivarnos. Pero, antes de emprender el camino es súper importante leer, aunque sea un poco, acerca del lugar al cual nos dirigimos. Para que lo que veamos, nos haga sentido.

Todos los pueblos tienen algo interesante que contar; si no leemos, no nos enteramos. Por ejemplo: si mi viaje es hacia Sudáfrica, no debo perderme de visitar Ciudad del Cabo y conocer la celda en la que estuvo recluido por 27 años Nelson Mandela, esto debido a su lucha contra el racismo y los crímenes cometidos en contra de su gente.

Si lo que nos fascina es la historia de América y las personas que formaron parte en su construcción tal como la conocemos hoy, podemos pasar por Virginia en Estados Unidos para adentrarnos en Monticello, el hogar de Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de la patria y enterarnos de sus magníficas estrategias para duplicar el tamaño del territorio estadounidense mientras fue presidente, incluyendo una de las transacciones más convenientes y pacíficas de aquel momento, como lo fue la compra de Luisiana al emperador francés Napoleón Bonaparte.

Pero si nuestro destino es más allá del Atlántico, entonces sería una gratísima experiencia contemplar de cerca el Monumento a los Descubridores, esto en Lisboa, por ejemplo. Con Enrique el Navegante a la cabeza y detrás suyo Fernando de Magallanes y tantos otros aventureros, esta pieza artística construida en 1960 es un homenaje a esos célebres personajes, que vale la pena conocer.

Ahora, si nuestra brújula apunta hacia Nueva York, ya hemos leído sobre la vida y obra de Vicent Van Gogh, pero además le admiramos. Entonces una parada obligada será el Museo de Arte Moderno, donde se encuentran algunos de sus trabajos, incluyendo la preciosa Noche Estrellada.

Esa obra, que es resultado del genio y la locura, ya que el señor Van Gogh la pintó mientras atravesaba un momento de inestabilidad emocional grave, internado (por él mismo) en un hospital psiquiátrico.

Ahora, que si donde nos encontramos es en Sudamérica, más específicamente Lima, no desaprovechemos y visitemos en la Basílica y Convento de Santo Domingo las cenizas de quien fuera el primer mulato (su padre era un hidalgo español, mientras que su madre era una esclava liberada), canonizado. Esto, por una vida entera dedicada al servicio de los demás: san Martín de Porres, quien por cierto muriera tal día como hoy, pero de 1639.

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