Problemas de San Pedro Sula

Igual que Tegucigalpa, San Pedro Sula tiene enormes problemas que derivan de su propia dinámica

Igual que Tegucigalpa, San Pedro Sula tiene enormes problemas que derivan de su propia dinámica. Y de la desatención de sus dificultades por la falta de un plan de largo plazo que ordene su crecimiento.

La primera dificultad tiene que ver con su ubicación en la ruta que, desde Puerto Cortés, alimenta la movilización de mercaderías desde las embarcaciones atracadas y los mercados nacionales. Y de la misma manera, por su calidad de principal puerto de salida de la mayoría de las exportaciones nacionales. La concepción inicial fue que el Ferrocarril Nacional pasaría por la ciudad y se adentraría en la ruta hacia Comayagua y Tegucigalpa.

Interrumpido el proyecto, San Pedro Sula tiene la misma posición, pero sin las alternativas favorables del ferrocarril, cuyas vías están en desuso, han sido robadas. O lo peor, usurpadas por las carreteras. Ahora lo que se tiene - valga la expresión - es una ciudad agobiada por la carga del tráfico, sin un servicio colectivo para mover la carga hacia Puerto Cortés y sin un servicio de transporte público que haga innecesario el uso de los automóviles que, en términos de ocupación, trascienden la capacidad de absorción por parte de la ciudad.

El siguiendo problema tiene que ver con su relación con la cordillera del Merendón. La cercanía a una zona tan húmeda, hace que la cantidad y velocidad de las aguas que recibe el sistema montañoso, se desborda sobre la ciudad, sin que esta tenga mecanismos de alivio especiales. Este problema no ha sido considerado nunca. Los planificadores urbanos no se han ocupado de el, porque la extensión de la ciudad siempre se consideró hacia los extremos. Pero ahora resulta que la ciudad se ha arrimado hacia la cordillera y no se han hecho las obras de control de las aguas que podrían haberse manejado mejor con una red de canales que aumentara la velocidad de las lluvias, especialmente. No conocemos un estudio de una canal, por ejemplo, que aísle la ciudad de la cordillera, de modo que las aguas lluvias en vez de precipitarse hacia la línea - eje central de la ciudad- se muevan hacia el río Chamelecón, por ejemplo.

El tercer problema tiene que ver con el asentamiento de la población y el uso de la tierra. San Pedro Sula ha ocupado sus tierras agrícolas para construir viviendas. Es hasta hace muy poco que se construyen soluciones habitacionales verticales, lo que demuestra que se destruyó la operación agrícola productiva y se animó el poblamiento acelerado por partes de emigrantes que se han establecido sin control en la ciudad. Aunque no tiene la misma intensidad, el problema de la conversión de la ciudad en un gran mercado, es igual en “calidad” al que enfrenta Tegucigalpa.

Igual que la capital, SPS enfrenta un reto a la seguridad de su ciudadanía y una amenaza a la tranquilidad que la misma se tiene merecida. El índice delincuencial es de los más altos. Y la respuesta policial - más testimonial que preventiva - hace pensar en modelos de protección policial diferentes a los centralizados que se usan actualmente. Por el carácter de su población, la modernidad de sus fuerzas económicas; y el espíritu de cooperación que en San Pedro Sula es mayor que en Tegucigalpa, esta ciudad todavía puede encontrar en el pasado, soluciones de seguridad interesantes, en los que la ciudadanía tuvo más alta participación que ahora.

El que San Pedro Sula, sea el centro de un sector más amplio de ciudades satélites - en el buen sentido de la palabra - es alentador. Pero también supone un reto de coordinación. En que el talento e imaginación de los vecinos de San Pedro Sula , tendrá que ponerse a prueba.

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