El libro de Proverbios está incluido en la porción del Antiguo Testamento conocida como literatura sapiencial. Está correctamente ubicado allí porque es una colección de dichos sabios expresados por los ilustrados del pasado del pueblo israelita.
Gran parte del consejo proviene del rey Salomón, a quien Dios le concedió una sabiduría extraordinaria: “como pediste sabiduría para gobernar a mi pueblo con justicia y no has pedido una larga vida, ni riqueza, ni la muerte de tus enemigos, ¡te concederé lo que me has pedido! Te daré un corazón sabio y comprensivo, como nadie nunca ha tenido ni jamás tendrá” (1 Reyes 3:10-12, NTV).
B. Crowder comentando sobre este pasaje menciona lo siguiente: “con tanta sabiduría divinamente inspirada en el libro de Proverbios, basada en el don único de sabiduría confiado a Salomón, es importante prestar atención cuidadosa a sus palabras que cambian la vida”. ¿No le parece un buen consejo, querido lector?
Crowder continúa diciendo: “La sabiduría que Dios nos ofrece en la Biblia es solo una de sus provisiones para nosotros. También nos ha dado al Espíritu Santo que habita en nuestro interior para ayudarnos a conocer y experimentar la seguridad y ayuda que necesitamos tan desesperadamente”.
Quizás usted se siente confundido en este momento. Sabe el bien que debería hacer, pero se percibe demasiado agotado emocional y físicamente para hacerlo. No se preocupe. Lucas nos anima con estas palabras: “Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan” (11:11-13, TLA).
Esta promesa de recibir el Espíritu Santo es un recordatorio de que, a pesar de nuestras imperfecciones, Dios está dispuesto a darnos su Espíritu para guiarnos y fortalecernos en nuestra vida. No desaproveche la oportunidad, querido lector. Es un gran honor y un privilegio tener a Dios habitando en el interior.