Hombres inteligentes, exitosos, admirados, respetados y superpoderosos doblegados por una fémina.
Lo hemos visto repetidamente a través de la historia, lo vemos en tiempos presentes y probablemente continuará ocurriendo.
Napoleón Bonaparte es siempre un referente en cuanto a grandes estrategas, sus triunfos militares han sido estudiados a través del tiempo, sus dotes de líder admirados, así como su ascenso en la política francesa hasta el grado de convertirse en el poderoso y respetado emperador que fue. Sin embargo, en cuanto se despojaba del uniforme las cosas cambiaban un poco. En la alcoba imperial quien estaba al mando era Josephine de Beauharnais, su esposa. Y es que es bien sabido la devoción que le profesaba él a ella (que desde luego ella correspondía). Y para muestra un botón; según los historiadores y también los biógrafos de la pareja, la emperatriz tenía un perro bastante grande llamado Fortunato al que amaba entrañablemente, desafortunadamente su cónyuge no compartía los mismos sentimientos para con el can, por lo que tampoco quería compartir su habitación él. Las discusiones al respecto entre la pareja eran del dominio público hasta el punto de que se rumoraba que cierta noche Napoleón preguntó si ella prefería pasar la noche con él o con Fortunato. Toda la Corte se enteró al día siguiente de la orden que recibió el ayudante de cámara de arreglar una de las habitaciones continuas para que el monarca durmiera esa noche y algunas otras más.
Y hablando de mandatarios superpoderosos, inteligentes, exitosos, admirados y respetados tenemos el caso de Emmanuel Macron, banquero y actual presidente francés, quien ha sido noticia en los últimos días ya no tanto por todos sus logros a nivel político, económico y personal, sino por ese manotazo recibido de parte de su esposa segundos antes de bajar de su avión privado en Vietnam. Aquí tampoco es un secreto que es ella quien lleva las riendas de la relación y, dado la enorme diferencia de edad que existe entre ambos, no es de extrañar.
Las similitudes entre estas dos parejas son bastantes curiosas: en ambos casos ellas son mayores que ellos, ellas son divorciadas con hijos, ellos son el máximo mando en Francia, ellas educadas, refinadas, cultas, con mucho mundo y buenas relaciones diplomáticas, además de carisma. No hay hijos en estos matrimonios. Esto último ocasionó la separación de los emperadores, ya que el país exigía un heredero, algo que ya no era posible para ellos.
Afortunadamente, y porque los tiempos han cambiado, esto no es un problema para Macron. Por cierto, cuando le preguntaron a su homólogo norteamericano (hablando de todopoderosos) sobre el incidente, este contestó sonriendo: “Uno debe estar seguro de que las puertas estén cerradas para evitar estas filtraciones”.
Y bueno, los desplantes de su esposa tampoco son un secreto. Total que está claro que todos ellos deben estar de acuerdo con la canción y no ven otro camino, sino el de adorarlas.
