La sinfónica de la Victoria en concierto

La obra fue ejecutada con maestría y buen timbre. El director supo darle el ambiente debido a los susurros y los fortísimos, de tal suerte que el público estuvo sumergido.

  • 03 de junio de 2025 a las 00:00 -

En el teatro nacional de Tegucigalpa, la Orquesta Sinfónica de la Victoria ha presentado dos conciertos los días 30 y 31 de mayo como parte del II Encuentro Sinfónico Honduras-Venezuela. Honduras ha establecido una importante colaboración con el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela con el fin de impulsar las escuelas juveniles de música y las orquestas juveniles con el Sistema de Orquestas Juveniles, que es un éxito total en la patria de Bolívar.

La Orquesta Sinfónica de la Victoria, dependiente de la Secretaría de Cultura las Artes y los Deportes, la dirigió el venezolano Ángel Caldera y el conjunto musical estuvo fortalecido con la presencia de los siguientes músicos bolivarianos: Iraida Mora, en el violín; Luis Sánchez, en el violoncello; Andrés Ely Rodríguez, en la flauta traversa; Luis Ulises, en la trompeta, y Rafael Fernández, en la percusión. Ambos grupos, los hondureños y los venezolanos, fundidos en un solo conjunto, brillaron por la coordinación y la ejecución del programa.

La primera parte incluyó la 5a. Sinfonía de Piotr Ilich Tchaikovsky. Esta obra “presenta una forma cíclica con un tema repetido como leitmotiv de la obra. Según el compositor representa la imagen del destino”. El compositor nos dejó algunas notaciones acerca del significado de cada uno de los movimientos de la obra: Introducción. Total resignación frente al destino o, lo que es igual, frente a la inescrutable predestinación de la Providencia. Allegro (I). Murmullos, dudas, lamentos y de nuevo reproches y vergüenza por el pasado. (II) ¿Debo arrojarme en brazos de la fe?

La obra fue ejecutada con maestría y buen timbre. El director supo darle el ambiente debido a los susurros y los fortísimos, de tal suerte que el público estuvo sumergido en la fantástica atmósfera de melancolía y triunfo que transmite la sinfonía. La obra está escrita en el estilo característico del autor ruso, en el que vientos, cuerdas y percusiones se mezclan y actúan también independientemente en un trasfondo que conduce a la sublimidad. La obra contiene melodías que permanecen en la memoria. El director tuvo una excelente actuación y yo disfruté mucho la totalidad, pero fundamentalmente el inolvidable vals del scherzo. Me comentaba un amigo en el asiento del lado que la ejecución de Tchaikovsky es hoy en día un acto de rebeldía porque, a raíz de la guerra en Ucrania, en el mundo occidental se han prohibido las interpretaciones de las obras de los compositores y las presentaciones de los artistas rusos. Se pierden la posibilidad de disfrutar una de las músicas nacionales más trascendentales de la música universal y de los intérpretes de gran valía por su extraordinaria calidad.

La segunda parte del concierto estuvo dedicada a obras de compositores latinoamericanos. Este detalle del programa me recordó a la Orquesta Sinfónica Nacional de Honduras, ya fenecida, dirigida por el argentino Sergio Bujle, ya que él introdujo a los compositores latinoamericanos como parte permanente de su repertorio de sus conciertos.

La primera obra ejecutada en este segmento del programa es Sensemayá, del compositor y director de orquesta mexicano Silvestre Revueltas. Esta se considera una de las obras más ejecutadas del repertorio mexicano y de mayor prestigio mundial y la han dirigido ilustres directores como Leopoldo Stokowski y Leonard Bernstein. Sensemayá fue elogiada por Aaron Copland. Su tesitura es tonal, pero con una gran complejidad en su estructura que recuerda al estilo de Igor Stravinsky. La ejecución dirigida por Caldera fue de una excepcional calidad y precisión.

Le siguieron dos obras de autores venezolanos: Santa Cruz de Pacairigua de Evencio Castellanos y Aires Venezolanos de José Terenzio. Castellanos fue un importante compositor de la etapa nacionalista de la música venezolana. La obra describe la construcción de una iglesia en las cercanías de Caracas y contiene ritmos y melodías populares. La obra de Terenzio es una de las más populares y más ejecutadas en Venezuela, pues es una orquestación de melodías típicas de la música venezolano. El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela la ha ejecutado en innumerables conciertos en varias partes del mundo. La interpretación fue sencillamente admirable.

El concierto finalizó con Joyas hondureñas, una selección de canciones del folklore hondureño en versión orquestal de Luis Nieto.

Al finalizar, la ovación fue impresionante.

las columnas de LP

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