“Lo que embellece el desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua”: Antoine de Saint Exupéry.
Las inundaciones se originan por causas naturales, ya sea las lluvias intensas, y mareas o por las actividades propias humanas como la urbanización y la deforestación que alteran el drenaje natural del terreno. Debido a la frecuencia y aumento de fenómenos meteorológicos, cada vez más comunidades sufren inundaciones.
Es frecuente que las zonas de mayor sequía sufran inundaciones, todo por el cambio climático, la ocupación en zonas inundables, espacios agrarios, impermeabilización del suelo, las nuevas infraestructuras de transporte que a veces suelen desorganizar el drenaje natural, las mismas obras de defensa frente a inundaciones; es decir, los dragados, diques, encauzamientos que crean una falsa seguridad, la cual favorece una mayor ocupación de las zonas inundables; además, la cultura de gestión de riesgo, la cual establece una forma de pensar que no ha interiorizado el principio de precaución.
El agua es el motor esencial para el bienestar y sostenibilidad, la cual es una fuente de inspiración para la humanidad y un motivo de estudio y pensamiento. “La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar”: Karen Bixen.
“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias”: Ezequiel 36:25. Es así que también las imágenes de inundaciones aparecen como símbolo de poder de Dios y su grandeza en protección divina.
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán”: Isaías 43:2.
La realidad es que todos los días sufrimos inundaciones de problemas, ya sea financieros, emocionales, psicológicos y espirituales, pero en sí esto hará que las raíces en su vida se vuelvan más profundas. Viene la etapa de economía, política y cada ciudadano es responsable de forjar su futuro con su elección y decisión.
No permita que nadie decida por usted y vivamos la plenitud. Todos a votar.