El nepotismo político se ha convertido en una práctica cuestionada, e incluso prohibida, en muchos países por considerarlo una forma de corrupción que prioriza el favoritismo a la capacidad para ocupar un cargo público.
Es decir que no toma en cuenta la idoneidad o preparación de la persona para el desempeño del puesto, sino la cercanía familiar y las lealtades personales. Por eso se le vincula al clientelismo político con el cual suele darse en forma simultánea.
Así como han existido dictaduras nefastas en el mundo a lo largo de la historia, así también hubo gobernantes que emplearon a sus parientes para mantenerse en el poder o simplemente para favorecerlos.
Para el caso, a comienzos del siglo diecinueve, cuando el emperador francés Napoleón Bonaparte conquistó buena parte de Europa, repartió cargos reales entre sus familiares, a fin de asegurar la lealtad de los reinos a los que él mantenía sometidos.
Fue un caso de nepotismo extremo al que se le llamó “El juego de los cinco hermanos” pues llegó a colocar a sus consanguíneos como reyes de las regiones bajo su dominio: José Bonaparte en España, Luis Bonaparte en Holanda, Jerónimo Bonaparte en Westfalia, Carolina Bonaparte en Nápoles y Elisa Bonaparte en La Toscana.
Con el tiempo, el nepotismo se convirtió en una práctica equivalente a favoritismo o corrupción que, aunque es repudiada por las mayorías, persiste especialmente en los gobiernos autoritarios que se sirven el banquete del poder con la cuchara más grande.
En Nicaragua la pareja presidencial Ortega-Murillo tiene nueve hijos. Ocho de ellos ostentan rango de asesores presidenciales, controlan el negocio de la distribución del petróleo y dirigen la mayoría de los canales de televisión y compañías de publicidad que son beneficiadas con contratos estatales.
La opulencia en que viven los practicantes de este favoritismo se ve reflejada en los lujos que ellos avientan mientras gran parte del pueblo sufre una grave crisis económica.
Sino recordemos la reciente polémica que generó Nicolas Maduro, otro de los acusados por nepotismo, cuando fue captado en una transmisión en vivo luciendo un costoso Rolex mientras hablaba sobre las elecciones municipales en Venezuela. En el vídeo se le ve percatarse y rápidamente ocultar su mano izquierda.
En Honduras, uno de los descréditos del gobierno de Juan Orlando Hernández fue el nepotismo, pero esta práctica es más evidente en el actual mandato de la familia Castro Zelaya, a tal grado que el tema del “familión” es usado contra la candidatura presidencial de Rixi Moncada, quien también tiene parte de sus parientes beneficiándose del erario nacional.