Honduras tendrá déficit en la balanza de pago mientras nuestra empresa privada no cumpla con sus reiterados compromisos de impulsar la industrialización nacional. Realmente no producimos nada. Los principales rubros de exportación provienen de la agricultura. El café, por ejemplo, lo producen las innumerables pequeñas parcelas cultivadas por campesinos y que ahora están en crisis porque sus dueños migraron hacia los Estados Unidos y por los grandes problemas que ha acarreado el cambio climático, más los altos costos de los insumos.
Tenemos déficit con los Estados Unidos, con la Unión Europea, prácticamente con todos los países con los que comerciamos y, hace algunos años, con la República Popular China. Lo cierto es que el comercio chino se ha expandido en el mundo hace varios años. Lo mismo ocurre aquí, al margen de que tuviésemos relaciones diplomáticas o no, porque el fenómeno de que gran parte de la mercancía que se ofrece a los consumidores hondureños con la etiqueta Made in China no es un fenómeno nuevo, ni vino con las relaciones. Y no solo lo que se importa directamente de China, sino también lo que nos llega desde China a través de intermediarios en los Estados Unidos y en Panamá a precios más elevados. Estos productos han logrado una gran popularidad por sus precios asequibles a los hondureños de bajos recursos, y aunque maliciosamente se dice que la producción china es de mala calidad, lo cierto es que ese país produce mercancías de muy buena calidad y otras para el acceso popular. Por ejemplo, las mercancías chinas que nos vienen desde los Estados Unidos cumplen con las exigencias a la importación que exige ese país y aquí las encontramos a precios mayores. He leído las quejas de muchos productores hondureños afirmando que la República Popular China no compra lo suficiente, cuando realmente, según mi percepción, no nos compra porque no producimos. No compra bananos, leí en una entrevista, pero nosotros no producimos bananos suficientes, es más, últimamente los hemos estado importando desde El Salvador.
Tras estas quejas hay, indudablemente, una postura política. Es así como un sector añora las relaciones con Taiwán, anormales, porque la ONU reconoce a la República Popular China y a Taiwán la considera provincia china. Mantener relaciones con Taiwán es jurídicamente ilegal. Pero, por otra parte, esas relaciones siempre fueron anormales por el chantaje contra los taiwaneses por funcionarios corruptos que conseguían dineros con la amenaza de que si no soltaban los dólares se pasarían con la República Popular China.
Indudablemente, Honduras puede obtener mejores prebendas en una relación con una gran potencia que con una pequeña isla marginada por la ONU.
Yo insisto, con la energía del caso, que Honduras debe poner fin a la política del pedigüeñismo y comenzar con esfuerzos para que nuestro trabajo brinde los caudales necesarios para cumplir las responsabilidades de la república. No podemos aspirar a vivir por siempre extendiendo la mano.
Pero, además, hay otro factor que inhibe que el Gobierno tenga la suficiente audacia diplomática para hacer de las relaciones diplomáticas con la República Popular China una asociación para recibir ayudas sustanciales para la solución de gran parte de nuestros problemas, aprovechando los recursos que nos ofrezcan con honradez y patriotismo. Hablar de una relación mutuamente ventajosa es una utopía porque nosotros no tenemos nada que ofrecer más que café y camarones, pero la República Popular China nos puede asegurar créditos con condiciones ventajosas para impulsar proyectos que debieron estar realizados hace más de un siglo.
Ya quisiéramos tener inundado el mercado chino con mercancías etiquetadas con un orgulloso Made in Honduras, pero desgraciadamente las cosas no son así y todo lo que viene de China Popular o de otros países son mercancías necesarias para nuestra vida y nuestra economía.
Países como Brasil y Argentina (de la Milei) tienen una relación comercial importante con China Popular, con una balanza de pago casi equilibrada, y los chinos hacen, en esos países, importantes inversiones en la agricultura y en la construcción de puertos y ferrocarriles necesarios para las tareas de la importación y la exportación. En Honduras también los chinos colaboran intensamente, pero no se dice.
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