Ella estaba allí, con algo más que información sobre los servicios de la empresa de limpieza que representa. Traía también sus sueños, para compartir con quienes nos encontrábamos en el lugar. Llegado el momento, pudo contarnos todo lo que ofrecen y cuál es su mayor anhelo, que se resume en empleo digno y la oportunidad de desarrollarse en su comunidad.
Ese testimonio fue el mejor cierre para el evento de presentación del “Diagnóstico Multisectorial sobre las Necesidades de Talento Humano y Reintegración Laboral de Personas Migrantes Retornadas en Honduras”, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Honduras, que se llevó a cabo la semana pasada en San Pedro Sula.
El documento plantea hallazgos valiosos para el abordaje de este tema, que adquiere mayor relevancia debido al contexto internacional y sus impactos en el escenario local.
Es indispensable conocer primero cuál es la situación de Honduras con respecto al empleo. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE, 2024), el 55.8% de la fuerza de trabajo cuenta con empleo, equivalente a más de tres millones de personas. El empleo es escaso.
Ese panorama tiene ahora una influencia importante: las personas deportadas, así como aquellos que han decidido retornar al país, producto de las medidas tomadas más allá de nuestras fronteras.
La reintegración laboral de las personas migrantes retornadas ha pasado de ser un tema aislado a uno de mayor importancia en toda la gama de desafíos de carácter socio-económico que enfrenta el país.
Para abordar este tema se requiere la participación de múltiples actores que, desde diversas perspectivas, ofrezcan soluciones que van desde el recibimiento, la reposición ágil y oportuna de documentación oficial (cédula de identidad, partidas de nacimiento), atención psicológica y oportunidades de trabajo, todo esto con respeto a la dignidad humana y tomando en consideración que deben estar cubiertas las necesidades básicas.
En Honduras existe una red de apoyo al migrante, con una fuerte participación de la cooperación internacional, con OIM a la cabeza, del sector gubernamental, la sociedad civil organizada, la Iglesia y la empresa privada, especialmente quienes han asumido la filosofía de la responsabilidad social empresarial (RSE).
Los desafíos de país suelen ser tan grandes que no basta con lo que ya se realiza. Se requiere la sensibilización de la población sobre este tema y, de manera especial, de las empresas para lograr la apertura de oportunidades laborales para esta población, que muchas veces cuenta con habilidades técnicas desarrolladas, pero sin la documentación de respaldo.
Colocar el tema en la agenda de país es indispensable, incrementar el diálogo sobre las soluciones, que van desde las oportunidades de empleo, como de autoempleo y emprendimiento, es urgente.
Escuchar a aquella mujer valiente y decidida, dando voz a los sueños de quienes le acompañan en esa empresa de limpieza (cerca de 150 mujeres del sector de El Ocotillo), fue impactante. Como ella hay muchas personas más que merecen una oportunidad, rompamos el primer obstáculo, que suelen ser los prejuicios, y conectemos desde nuestra humanidad.