En nuestra vida cotidiana hay personas que viven instaladas en la queja continua. Esto les impide reconocer y agradecer todo lo que ya tienen. A continuación presentamos algunas de las razones por las que podemos dar gracias. Seguro que puedes añadir muchas más. Haz la prueba, aconseja Manuel Romero.
Si estás en este mundo porque te dejaron nacer, da gracias a Dios porque en Europa y Asia es un milagro.
Si te has despertado sin muchos dolores, da gracias porque la salud no es derecho tuyo; es un regalo.
Si no has conocido los peligros de la guerra, da gracias porque tienes más suerte que 500 millones de personas en la historia.
Si puedes hacer dietas, da gracias porque tienes qué comer. Si tienes agua y luz, da gracias pues eres más rico que el 75% de la humanidad. Si tienes unos ahorros, aunque pocos, da gracias porque eres parte del 10% de la población próspera del mundo.
Si tienes trabajo remunerado, hoy en este país, da gracias a Dios cada noche. Si has visto a tus padres hacerse mayores, da gracias porque no todo el mundo tiene esa suerte. Si puedes tomar de la mano a alguien y quererlo, da gracias porque hay miles de personas solas.
Si tienes cerca un médico o un hospital, da gracias porque eres un privilegiado. Si tienes colegio y profesores, da gracias porque eres un elegido. Si vas a la parroquia y no te apedrean o pierdes tu trabajo, da gracias porque 30 millones de creyentes son perseguidos por menos.
Si puedes ayudar a alguien a salir de su pobreza o su anonimato, da gracias porque haces lo que debes. Si tienes sacerdotes y pastores y puedes elegir celebraciones, da gracias porque hay lugares que no pueden reunirse ni los domingos. Si vives en una comunidad y puedes compartir la vida y el seguimiento de Cristo, da gracias porque has encontrado un tesoro.
¿Cómo te ha ido? Si eres consciente del don de Dios verás que nada es de tu propiedad. Entonces comenzarás a dar frutos.