¡Cuidado con los gusanos y la conciencia!

La miasis es una enfermedad parasitaria ocasionada por larvas de mosca que afecta los tejidos y órganos de vertebrados. Hay gusanos que pueden vivir en los humanos.

El origen del gusano barrenador es la larva de una mosca que parasita los tejidos vivos de animales, incluyendo humanos, cuando existen las heridas abiertas; se facilita para que los huevos de estas larvas se alimenten del tejido vivo. Su nombre es “Cochliomyia hominivorax” (Coquerel), estas larvas son de color blanco cremoso, cuando maduran se tiñen de color tinte rojizo, casi siempre en posición vertical y se entierran en los tejidos. El ciclo casi siempre una vez que los huevos eclosionan en larvas y estas se alimentan de tejidos vivos, las larvas eventualmente caen al suelo, se meten en la tierra y se desarrollan en moscas adultas, completando el ciclo de vida. Los síntomas varían, pero en general es fiebre, dolor en zona afectada, supuración, presencia de larvas visibles en la herida, heridas que no cicatrizan y se siente movimiento de las larvas dentro de la herida. La detección temprana y el tratamiento pueden prevenir el daño tisular severo y complicaciones.

Actualmente de casos registrados hay 64 en Honduras y tres muertes en este año. La miasis es una enfermedad parasitaria ocasionada por larvas de mosca que afecta los tejidos y órganos de vertebrados. Hay gusanos que pueden vivir en los humanos, como los nematodos, las tenias y los oxiuros. Estos causan enfermedades en sistema digestivo, sangre y otros órganos.

Vivimos una sociedad bombardeada por gusanos que alteran la conducta humana, el odio, amargura, la envidia, el juicio, prejuicio, en fin, están allí y producen enfermedades que dañan la conciencia y es cauterizada, nunca permiten valorar los actos y la realidad. El origen del latín consentía, “conocimiento compartido”. Las personas solo comparten lo que les conviene, por eso el gusano nunca muere. Bíblicamente, el gusano se refiere a la conciencia del hombre, el cual carcome a su víctima con un remordimiento que nunca puede ser aliviado. “Donde el gusano de ellos no muere”, Marcos 9:48.

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