El fiscal Alberto Nisman fue sepultado el jueves en un cementerio judío en Argentina, aplaudido como héroe entre quienes lo consideran víctima del Gobierno de Cristina Kirchner y criticado por quienes vieron en su denuncia y su deceso un complot desestabilizador.
Con aplausos y reclamos de justicia cientos de personas despidieron el cortejo fúnebre de Belgrano, norte de Buenos Aires, y fue recibido con banderas y mensajes que lo calificaron de 'patriota', 'genio' y 'héroe' en el cementerio judío de La Tablada, 20 km al oeste de la capital.
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La muerte el 18 de enero de Nisman, un judío argentino de 51 años, conmocionó a Argentina.
Cuatro días antes había acusado a la presidenta, Kirchner y el canciller Héctor Timerman, de tramar el encubrimiento de imputados iraníes por el atentado contra la mutual judía AMIA en 1994, que dejó 85 muertos y 300 heridos.
El 19 de enero se lo esperaba con revuelo mediático en el Congreso donde iba a explicar su denuncia, pero su muerte pocas horas antes disparó suspicacias y especulaciones.
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Tras leer una carta de las niñas, Arroyo Salgado rechazó la hipótesis del suicidio del fiscal al decir en la inhumación: 'Los que te conocemos sabemos que esto no fue decisión tuya', citó el diario Clarín.
'Papá, nosotras, tus hijas, Iara y Kala, sólo necesitábamos de vos, tu presencia y compartir buenos momentos. Hoy te despedimos, sabiendo de tu dedicación al trabajo', escribieron sus hijas en otra despedida publicada en el diario La Nación.