El templo de Bel en marzo de 2014…… lo que queda de él dos años más tarde, luego de que el ejército sirio reconquistara la ciudad de Palmira tras 10 meses en manos del grupo Estado Islámico.
En ese lapso, los yihadistas arrasaron con la localidad de 2.000 años de antigüedad, conocida como la perla del desierto.
El templo de Bel, por lo pronto, no volverá nunca a ser como antes, según expertos. El EI hizo saltar la puerta monumental por los aires. Un graffiti reza: “prohibido disparar sin la autorización de un emir”.
El Museo Nacional parece el museo de los horrores. Los yihadistas lo transformaron en tribunal religioso.
En el teatro romano uno de los muros está acribillado de balas. El edificio se convirtió en el escenario de ejecuciones públicas de soldados a manos de niños.
Del Arco de Triunfo, que data siglo III, se han salvado dos pilares.
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El gobernador de la provincia de Homs sostuvo que el 30% de la ciudad antigua ha sido destruido.
'Antes de que las pandillas del Estado Islámico abandonaran la ciudad, instalaron explosivos y minas en la mayoría de los sitios arqueológicos, en las calles principales y en los edificios estatales”, dijo Talal Barazi, gobernador de la provincia de Homs.
Ahora, expertos del ejército sirio trabajan para desactivar las bombas, y esperan la llegada de sus aliados rusos para dar una mano.
En medio de la destrucción, una buena noticia: algunas de las más importantes piezas del museo pudieron ser evacuadas antes de que llegara el Estado Islámico y trasladadas a Damasco, bajo control del régimen.
Mientras algunos son optimistas y esperan que en cinco años la ciudad haya recuperado su brillo, otros afirman que el daño está hecho y que Palmira nunca volverá a ser la misma que fue antes de la llegada del Estado Islámico. Texto, foto y video de AFP.