Ciudad de México.
A sus ocho años, Graciela ha hecho historia al convertirse en la primera persona que podría recibir un medicamento a base de marihuana, su última esperanza para aliviar los más de 400 ataques epilépticos que sufre diariamente. Sin embargo, la pequeña debe sortear definitivamente la rotunda oposición de las autoridades. “Grace”, como le llaman sus padres, nació con el Síndrome de Lennox-Gastaut, una variante de epilepsia muy difícil de tratar. La pequeña, que vive en Monterrey, ha sufrido un vía crucis de cirugías y 19 tratamientos anti-convulsivos. Todos ineficaces ante su cada vez más deteriorada condición.
A la edad de “año y medio, Grace decía ‘mamá’ y tomaba con popote (pajilla), ahora ya no dice ninguna palabra, toma biberón y gatea. Es como un bebé pero de 1.15 metros y 18 kilos”, cuenta su madre, Mayela Benavides.
Todo parecía perdido hasta que sonó el caso de Charlotte, una niña que gracias a un aceite de cannabis pudo aliviar su epilepsia en Colorado. El padre de “Grace” recorrió 2,000 kilómetros para procurarse el remedio pero le fue negado porque no era residente. Los padres solicitaron entonces un permiso para acceder al tratamiento ante la secretaría de Salud de México, pero el Estado respondió con un categórico “no”. El abogado interpuso un recurso y, en un histórico fallo, un juez federal se lo concedió. Esta decisión otorga a los padres de Graciela la posibilidad de importar el cannabidiol, uno de los componentes de la marihuana.
Se trata de un “parteaguas” que abre una brecha en México para las personas que sufren de epilepsias graves e incluso cáncer, esclerosis múltiple y glaucoma, celebró el exdiputado Fernando Belaunzarán, quien impulsó una fallida iniciativa para legalizar el uso medicinal de la planta. “Grace”, sin embargo, aún podría recibir un revés si el Estado impugna la resolución. La fiscalía se negó a informar si realizó o realizará ese paso, cuyo plazo vence hoy.
A sus ocho años, Graciela ha hecho historia al convertirse en la primera persona que podría recibir un medicamento a base de marihuana, su última esperanza para aliviar los más de 400 ataques epilépticos que sufre diariamente. Sin embargo, la pequeña debe sortear definitivamente la rotunda oposición de las autoridades. “Grace”, como le llaman sus padres, nació con el Síndrome de Lennox-Gastaut, una variante de epilepsia muy difícil de tratar. La pequeña, que vive en Monterrey, ha sufrido un vía crucis de cirugías y 19 tratamientos anti-convulsivos. Todos ineficaces ante su cada vez más deteriorada condición.
A la edad de “año y medio, Grace decía ‘mamá’ y tomaba con popote (pajilla), ahora ya no dice ninguna palabra, toma biberón y gatea. Es como un bebé pero de 1.15 metros y 18 kilos”, cuenta su madre, Mayela Benavides.
Todo parecía perdido hasta que sonó el caso de Charlotte, una niña que gracias a un aceite de cannabis pudo aliviar su epilepsia en Colorado. El padre de “Grace” recorrió 2,000 kilómetros para procurarse el remedio pero le fue negado porque no era residente. Los padres solicitaron entonces un permiso para acceder al tratamiento ante la secretaría de Salud de México, pero el Estado respondió con un categórico “no”. El abogado interpuso un recurso y, en un histórico fallo, un juez federal se lo concedió. Esta decisión otorga a los padres de Graciela la posibilidad de importar el cannabidiol, uno de los componentes de la marihuana.
Se trata de un “parteaguas” que abre una brecha en México para las personas que sufren de epilepsias graves e incluso cáncer, esclerosis múltiple y glaucoma, celebró el exdiputado Fernando Belaunzarán, quien impulsó una fallida iniciativa para legalizar el uso medicinal de la planta. “Grace”, sin embargo, aún podría recibir un revés si el Estado impugna la resolución. La fiscalía se negó a informar si realizó o realizará ese paso, cuyo plazo vence hoy.
