La familia del hondureño Santos Reyes Banegas, de 42 años y conocido como Allen, exige justicia por su muerte la semana pasada en una celda en Nueva York, Estados Unidos, en custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Su muerte ha dejado en duelo a su hija menor y a su expareja en Lexington, Kentucky, quienes ahora enfrentan la difícil tarea de repatriar el cuerpo.
De acuerdo con la versión oficial, la causa preliminar de la muerte fue insuficiencia hepática, vinculada a un historial de consumo de alcohol. Sin embargo, familiares y allegados cuestionan esta versión. “Queremos respuestas, ya sabes, sabíamos que estaba sano”, declaró su exnovia Mary Díaz, quien actualmente tiene la custodia de la niña, al medio Lex18.
Díaz describió a Reyes-Bangegas como un hombre trabajador, acostumbrado a largas jornadas en los campos de tabaco cuando vivían juntos en 2014. Asegura que la noticia de su fallecimiento no llegó por las autoridades, sino por otro recluso que se comunicó con la familia. “Ni siquiera tuvieron el valor suficiente. ICE nunca les ha hablado. La cárcel nunca se ha comunicado con ellos. No es un perro, es humano”, reprochó.
Repatriación
El hondureño había sido deportado al menos cuatro veces anteriormente, según ICE, y en 2019 residió en Kentucky antes de ser devuelto a su país. Ahora, su hija Juana y Díaz recorren negocios en Lexington solicitando donaciones en frascos, además de impulsar una campaña en GoFundMe, con el objetivo de realizar primero un velorio en Kentucky y luego enviar el cuerpo a Honduras, donde vive la mayor parte de su familia.
La pequeña Juana expresó con dolor: “Estoy muy triste por no haber podido ver nunca a mi papá”. Mientras tanto, su madre insiste en que la situación ha sido devastadora: “Mi bebé tiene que sufrir por el resto de su vida sabiendo que su padre fue arrebatado por las manos de nuestro gobierno”.
El caso permanece bajo investigación, según confirmó ICE.