Antonello Tonna es un hombre afortunado aunque parece decidido a no tentar más a la suerte. Este pianista ha sobrevivido a dos de las tragedias más sonadas sucedidas en el mar mediterráneo en los últimos años: el atentado de Túnez y el hundimiento del Costa Concordia.
Tonna amenizaba las veladas en el crucero que se hundió en enero de 2012 frente a las costas de la isla de Giglio, en Italia.
El accidente se saldó con 32 muertos. El pianista tuvo que luchar para superar las secuelas mentales que le produjo esa experiencia. Hasta diciembre del año pasado no volvió a embarcar.
Lo hizo en el Costa Fascinosa, uno de los cruceros que estaban atracados en Túnez el pasado miércoles cuando un comando de Isis asesinó a 20 turistas.
Resignado
“Mi destino es trágico: los periodistas me llaman por los dramas de los que soy testigo”, se lamentó. El músico se plantea no volver a trabajar en cruceros pero, de momento, no ha abandonado el barco.
El “Costa Fascinosa” partió ayer del puerto de Palma de Mallorca, en España, adonde llegó procedente de Túnez. En su cuenta de Facebook reconoció haber sentido “una emoción intensa” durante el minuto de silencio que se dedicó a las víctimas del atentado, cuatro de ellas pasajeros del crucero.
Tonna es un experimentado músico con 35 años de carrera ligada al sector turístico. Ha tocado en hoteles y cruceros alrededor del mundo.
Tonna admitió que, seguramente, no volverá a tocar en alta mar tras las dos últimas experiencias. Espera, entonces, que los periodistas le sigan llamando en tierra firme pero para hablar de su oficio en vez de preguntarle por las tragedias de las cuales ha sido testigo.