Tela, Atlántida, Honduras.
La industria regulada de la palma africana se ha convertido en un importante sector de la economía hondureña, pero existen grupos y personas que por aparte siembran ilegalmente esta palma en zonas protegidas, donde es prohibido todo cultivo.
Dos ejemplos de áreas que están siendo severamente dañadas por la siembra ilegal de palma aceitera son el parque nacional Jeannette Kawas, ubicado en Tela, Atlántida, y también el refugio de vida silvestre Mico Quemado, que se encuentra en los municipios de El Progreso, El Negrito y Santa Rita, Yoro.
La siembra ilegal de palma africana afecta áreas del parque nacional Jeannette Kawas.
Dramático
En marzo de 2016, un incendio consumió más de 200 hectáreas del parque Jeannette Kawas.
Tanto la Fundación para la Protección de Lancetilla, Punta Sal y Texiguat (Prolansate), así como la administración de la alcaldía de Tela de ese entonces, denunciaron que el incendio fue provocado por personas que insistían en cultivar palma africana en áreas cercanas a la zona núcleo, donde es prohibido hacer estos cultivos.
La industria de la palma africana se ha convertido en parte importante de la economía del país.
Daños
“Solo en Mico Quemado hay 640 hectáreas que han sido llenadas con cultivos de palma africana”, manifestó Carlos Escobar, presidente de la Fundación Mico Quemado, dedicada a proteger el refugio de vida silvestre.
El 25 de octubre de 1994 quedaron prohibidos los cultivos de plantas exóticas, como la palma africana en Mico Quemado.
Aunque los productores formales de palma en el país respetan las leyes y solo compran producto certificado, persisten por aparte grupos que siembran en zonas prohibidas.
Mico Quemado llega, en sus partes más altas, hasta los 1,820 metros sobre el nivel del mar y hay palma africana incluso hasta a 1,000 metros de altura.
“Siguen sembrando palma en Mico Quemado, aunque la rentabilidad de ese cultivo a esta altura es mala”, lamentó.
Añadió: “La rentabilidad de la siembra de palma en la altura es mala, primero por la calidad, segundo por los costos y tercero porque la certificación no permite la compra de producto de palma aceitera sembrada a partir de una inclinación mayor de 15 grados en el terreno, pero a pesar de todo esto, siguen sembrando”, denunció Escobar.
Efectos
El presidente de la Fundación Mico Quemado afirmó que los efectos dañinos de la palma africana en las zonas protegidas son demasiados.
“La siembra irresponsable e ilegal de palma causa problemas para la vida silvestre porque extrae demasiada agua del suelo, genera condiciones para la erosión porque no crece otra vegetación, es invasora porque sus raíces se unen unas con otras y abarcan espacios que no dejan que crezcan otras plantas y los suelos donde se pone la palma africana quedan duros y se vuelven prácticamente estériles, porque su recuperación es muy costosa y los productores ilegales no la aplican”, afirmó.
La industria regulada de la palma africana se ha convertido en un importante sector de la economía hondureña, pero existen grupos y personas que por aparte siembran ilegalmente esta palma en zonas protegidas, donde es prohibido todo cultivo.
Dos ejemplos de áreas que están siendo severamente dañadas por la siembra ilegal de palma aceitera son el parque nacional Jeannette Kawas, ubicado en Tela, Atlántida, y también el refugio de vida silvestre Mico Quemado, que se encuentra en los municipios de El Progreso, El Negrito y Santa Rita, Yoro.

Dramático
En marzo de 2016, un incendio consumió más de 200 hectáreas del parque Jeannette Kawas.
Tanto la Fundación para la Protección de Lancetilla, Punta Sal y Texiguat (Prolansate), así como la administración de la alcaldía de Tela de ese entonces, denunciaron que el incendio fue provocado por personas que insistían en cultivar palma africana en áreas cercanas a la zona núcleo, donde es prohibido hacer estos cultivos.

Daños
“Solo en Mico Quemado hay 640 hectáreas que han sido llenadas con cultivos de palma africana”, manifestó Carlos Escobar, presidente de la Fundación Mico Quemado, dedicada a proteger el refugio de vida silvestre.
El 25 de octubre de 1994 quedaron prohibidos los cultivos de plantas exóticas, como la palma africana en Mico Quemado.
Aunque los productores formales de palma en el país respetan las leyes y solo compran producto certificado, persisten por aparte grupos que siembran en zonas prohibidas.

Mico Quemado llega, en sus partes más altas, hasta los 1,820 metros sobre el nivel del mar y hay palma africana incluso hasta a 1,000 metros de altura.
“Siguen sembrando palma en Mico Quemado, aunque la rentabilidad de ese cultivo a esta altura es mala”, lamentó.
Añadió: “La rentabilidad de la siembra de palma en la altura es mala, primero por la calidad, segundo por los costos y tercero porque la certificación no permite la compra de producto de palma aceitera sembrada a partir de una inclinación mayor de 15 grados en el terreno, pero a pesar de todo esto, siguen sembrando”, denunció Escobar.

Efectos
El presidente de la Fundación Mico Quemado afirmó que los efectos dañinos de la palma africana en las zonas protegidas son demasiados.
“La siembra irresponsable e ilegal de palma causa problemas para la vida silvestre porque extrae demasiada agua del suelo, genera condiciones para la erosión porque no crece otra vegetación, es invasora porque sus raíces se unen unas con otras y abarcan espacios que no dejan que crezcan otras plantas y los suelos donde se pone la palma africana quedan duros y se vuelven prácticamente estériles, porque su recuperación es muy costosa y los productores ilegales no la aplican”, afirmó.