Ilama, Santa Bárbara, Honduras.
Las celdas de dos por dos metros están a oscuras. Una puerta blindada con cuatro mecanismos de cerrojo y un candado separa a los 37 reos más peligrosos del país, quienes fueron trasladados esta semana a la nueva cárcel de Ilama, en Santa Bárbara.
Están confinados. Sin acceso a los lujos ni comodidades, a los cuales estaban acostumbrados en la Penitenciaría Nacional, desde donde según revelaron las autoridades se ordenaba el 80% de los crímenes y extorsiones.
Ayer, el Gobierno proporcionó fotografías que muestran las condiciones en que ahora están los presos. El “Pozo”, como se le denominan a dos módulos de la cárcel, es ahora su “infierno”.
En una nota del departamento de comunicaciones de Casa Presidencial se detallan las extremas restricciones. Cada módulo es vigilado desde una cabina en el segundo nivel por un agente penitenciario.
El agente es asistido por un sistema de cámaras. En la cabina están los controles de luces para celdas, pasillos y duchas. Los presos solo pueden ver lo que pasa en el exterior a través de una ventana blindada de 10 por 10 pulgadas. El aire entra por una
ventana con barrotes y una rejilla de hierro. Ahí llevan ya más de 48 horas.
Ayer, obreros que trabajan en los detalles que le hacen falta a la cárcel contaron a este medio de comunicación que “se escuchan gritos pidiendo ayuda y más comida”.
“Hace calor, hermano, hace mucho calor”; “esto es un infierno, sáquennos de aquí”, responden de otro lado.
“Algunos parece que lloraran”, dijo uno de los empleados cuando dejaba su puesto de trabajo. Otro añadió que “están más vigilados que el Chapo Guzmán”, en alusión al famoso narco mexicano.
El pasado martes, el presidente Juan Orlando Hernández ordenó desde Nueva York que les quitaran libros, joyas y todo tipo de privilegios. Así que en las celdas no hay espejos de vidrio ni televisión ni radio.
El “Pozo” tiene dos módulos para albergar a 80 reos. En el módulo 1 están los cabecillas de la mara 18, en el módulo 2 los cabecillas de la MS, Chirizos y uno que otro paisa. Para acceder a cada módulo hay que cruzar cuatro puertas blindadas desde el recinto en donde estarán los reos comunes. A las 6:00 am se enciende la luz de cada módulo y se apaga a las 9:00 pm. En las celdas solo se enciende la luz si ingresa un agente. En una de las fotos se observa cuando un reo sale a recibir la hora de luz solar que le toca. Saca sus manos a través de una ventanilla en donde le colocan los aros de presión. La celda se abre y el preso debe colocarse a la izquierda, en un punto fijo ya determinado para que se le coloquen grilletes.
Con aros de presión en sus manos y grilletes en sus pies, el reo camina unos 10 metros por el pasillo hasta otra celda llamada patio de sol, en el segundo piso del módulo.
Las autoridades informaron que la comida llega en carretones que los cocineros conducen por un pasillo y los dejan frente a dos ventanas especiales.
El reo recibe los tres tiempos de comida que sirven en platos desechables.
El Gobierno también suspendió a estos reos el derecho a las visitas conyugales.
Días antes, tenían derecho a recibir una visita al mes durante tres horas y una visita conyugal cada dos meses durante tres horas. Este privilegio ha sido suspendido. Según el presidente Hernández, los traslados a este centro continuarán y para 2017 se iniciará la construcción de otra cárcel con más medidas de seguridad.
“Luego viene una cuarta (cárcel) que estará en un lugar que no lo vamos a decir donde se va a construir, pero va ser lo suficientemente aislado para que sea por excelencia la cárcel de máxima seguridad en el país”, advirtió.
Leyes
Las nuevas disposiciones para los reos de alta peligrosidad anunciadas por el titular del Poder Ejecutivo coinciden casi en su totalidad con las condiciones del régimen especial de permanencia para privados de libertad de alta peligrosidad y agresividad. Esas restricciones están estipuladas en el decreto legislativo 101-2015 concerniente a la Ley del trabajo para personas privadas de libertad, mejor conocida como la ley picapiedra.
Pese a la controversia que generó en organismos de protección de los derechos humanos, la legislación fue publicada en el diario oficial La Gaceta el 14 de enero de 2016. Está vigente, pero no se ha aplicado en el sistema penitenciario nacional.
De las 11 condicionantes que establece el tercer capítulo de esta legislación, particularmente en el artículo 9, cinco de ellas son las normativas aplicadas a cabecillas de maras y pandillas trasladados a la cárcel de máxima seguridad.
El cumplimiento aislado en celda, restricción de material escrito, la prohibición de visita conyugal o íntima, gozar de una hora al día para recibir sol, incluyendo la portación de vestimenta especial establecida por el Consejo Directivo del Instituto Nacional Penitenciario (INP) son parte de esas disposiciones.
Las celdas de dos por dos metros están a oscuras. Una puerta blindada con cuatro mecanismos de cerrojo y un candado separa a los 37 reos más peligrosos del país, quienes fueron trasladados esta semana a la nueva cárcel de Ilama, en Santa Bárbara.
Están confinados. Sin acceso a los lujos ni comodidades, a los cuales estaban acostumbrados en la Penitenciaría Nacional, desde donde según revelaron las autoridades se ordenaba el 80% de los crímenes y extorsiones.
Ayer, el Gobierno proporcionó fotografías que muestran las condiciones en que ahora están los presos. El “Pozo”, como se le denominan a dos módulos de la cárcel, es ahora su “infierno”.
En una nota del departamento de comunicaciones de Casa Presidencial se detallan las extremas restricciones. Cada módulo es vigilado desde una cabina en el segundo nivel por un agente penitenciario.
 Los reos están bajo un control estricto.
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Ayer, obreros que trabajan en los detalles que le hacen falta a la cárcel contaron a este medio de comunicación que “se escuchan gritos pidiendo ayuda y más comida”.
“Hace calor, hermano, hace mucho calor”; “esto es un infierno, sáquennos de aquí”, responden de otro lado.
“Algunos parece que lloraran”, dijo uno de los empleados cuando dejaba su puesto de trabajo. Otro añadió que “están más vigilados que el Chapo Guzmán”, en alusión al famoso narco mexicano.
 Solo salen una hora al día a ver la luz del sol.
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El “Pozo” tiene dos módulos para albergar a 80 reos. En el módulo 1 están los cabecillas de la mara 18, en el módulo 2 los cabecillas de la MS, Chirizos y uno que otro paisa. Para acceder a cada módulo hay que cruzar cuatro puertas blindadas desde el recinto en donde estarán los reos comunes. A las 6:00 am se enciende la luz de cada módulo y se apaga a las 9:00 pm. En las celdas solo se enciende la luz si ingresa un agente. En una de las fotos se observa cuando un reo sale a recibir la hora de luz solar que le toca. Saca sus manos a través de una ventanilla en donde le colocan los aros de presión. La celda se abre y el preso debe colocarse a la izquierda, en un punto fijo ya determinado para que se le coloquen grilletes.
Con aros de presión en sus manos y grilletes en sus pies, el reo camina unos 10 metros por el pasillo hasta otra celda llamada patio de sol, en el segundo piso del módulo.
Las autoridades informaron que la comida llega en carretones que los cocineros conducen por un pasillo y los dejan frente a dos ventanas especiales.
 Cada reo de máxima peligrosidad tiene derecho a bañarse una vez al día. Las duchas están frente a las celdas.
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El Gobierno también suspendió a estos reos el derecho a las visitas conyugales.
Días antes, tenían derecho a recibir una visita al mes durante tres horas y una visita conyugal cada dos meses durante tres horas. Este privilegio ha sido suspendido. Según el presidente Hernández, los traslados a este centro continuarán y para 2017 se iniciará la construcción de otra cárcel con más medidas de seguridad.
“Luego viene una cuarta (cárcel) que estará en un lugar que no lo vamos a decir donde se va a construir, pero va ser lo suficientemente aislado para que sea por excelencia la cárcel de máxima seguridad en el país”, advirtió.
 Dentro de la celda, cada recluso solo tiene un retrete o servicio y un espejo de aluminio pulido y fijado a la pared.
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Las nuevas disposiciones para los reos de alta peligrosidad anunciadas por el titular del Poder Ejecutivo coinciden casi en su totalidad con las condiciones del régimen especial de permanencia para privados de libertad de alta peligrosidad y agresividad. Esas restricciones están estipuladas en el decreto legislativo 101-2015 concerniente a la Ley del trabajo para personas privadas de libertad, mejor conocida como la ley picapiedra.
Pese a la controversia que generó en organismos de protección de los derechos humanos, la legislación fue publicada en el diario oficial La Gaceta el 14 de enero de 2016. Está vigente, pero no se ha aplicado en el sistema penitenciario nacional.
De las 11 condicionantes que establece el tercer capítulo de esta legislación, particularmente en el artículo 9, cinco de ellas son las normativas aplicadas a cabecillas de maras y pandillas trasladados a la cárcel de máxima seguridad.
El cumplimiento aislado en celda, restricción de material escrito, la prohibición de visita conyugal o íntima, gozar de una hora al día para recibir sol, incluyendo la portación de vestimenta especial establecida por el Consejo Directivo del Instituto Nacional Penitenciario (INP) son parte de esas disposiciones.
