22/04/2024
04:34 PM

'Nos vamos de Honduras por miseria y necesidad”: Migrante deportada

En 12 buses retornaron al país desde Tapachula y Acuyacan, México, 286 personas, entre ellos 177 niños. Amanda Sarmiento dice que en el país no hay trabajo.

San Pedro Sula, Honduras.

Amanda Sarmiento es una madre que fue deportada ayer de México junto a sus dos hijos y al llegar a esta ciudad dijo que por muchos años intentó salir adelante en su natal Ocotepeque, pero su trabajo no le daba el sustento diario para sus pequeños.

“Las familias nos vamos de Honduras porque no aguantamos la miseria y la necesidad, queremos oportunidades de empleo, aquí solo los activistas políticos consiguen trabajo en el Gobierno”, relató la angustiada madre.

Solo ayer llegaron deportados 177 menores, quienes no podían ocultar sus rostros de cansancio al bajar de los buses que los trajeron de regreso a su país.

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Cinco doctores estaban listos para dar asistencia a los 286 deportados que bajaban de las unidades. Los de Acayucan recorrieron un viaje de más de 20 horas.

Sarmiento, quien ayer mismo regresó a su pueblo, dijo que fueron muchos sacrificios los que tuvo que pasar para poder iniciar el viaje, “vendí muchas cosas como mi estufa, refrigeradora y otros utensilios porque no quería que mis hijos pasaran hambre en el camino y todos los esfuerzos fueron un fracaso porque nos agarró la migra”.

La mayoría de personas deportadas fueron capturadas el pasado fin de semana cuando intentaban cruzar la frontera de Estados Unidos, pero las autoridades mexicanas ya tienen identificados los puntos por donde los centroamericanos intentan evadir a las autoridades migratorias.

Antony Castillo, originario de Colón, dijo que tiene residencia en Estados Unidos, pero no ha podido sacarle papeles a su pareja y su hijo, por lo que no encontró otra forma de llevárselos.

“Mi mujer y mi hijo de dos años ya habían pasado la frontera y las autoridades de Estados Unidos los entregaron a migración mexicana, no entendemos cuál es el acuerdo que tienen estos dos países porque antes no era tan difícil pasar por México, ahora los policías de ese país hasta abusan de las personas con malos tratos”, relató Castillo.

Apoyo

Lidia Sosa, hermana de la Pastoral y Movilidad Humana de la iglesia Católica, dijo que la primera causa de emigración es el hambre y otros niños se van porque quieren reencontrarse con sus padres que no ven desde hace muchos años.

“Es necesario un cambio de estructuras en el país para que los niños y adultos no tengan que arriesgarse en busca de trabajo a otros países, tenemos varias personas que nos buscan porque tienen niños desaparecidos”, manifestó la religiosa.

Marcos Hernández, representante de Dirección de la Infancia, Adolescencia y Familia (Dinaf), dijo que fueron doce buses los que llegaron de Tapachula y Acayucan, quienes desde las cuatro de la tarde comenzaron a bajar los deportados en el centro de menores migrantes ubicado en el barrio Medina.

La mayoría de migrantes acordaron en que tienen conocimiento de los riesgos a los que se enfrentan en las rutas hacia el sueño americano, pero aseguraron que lo hacen por desesperación de la crisis económica y la inseguridad nacional.

“El Gobierno no hace nada por mejorar las condiciones de las personas pobres, vimos a la primera dama Ana de García en los albergues de Estados Unidos, pero a los de México no han llegado, que es donde se pasa hambre y sufrimiento por tantos niños solos que son abandonados por los coyotes”, expresó Carolina Fuentes, quien fue deportada de Chiapas junto a su pequeño hijo de tres años.

Antonio Sierra, quien esperaba a su sobrina de 15 años, dijo que son originarios de Yoro y el papá de la menor que se encuentra en los Estados Unidos contrató a un coyote para que la llevara con él, “en esta ocasión no se pudo, pero es posible que mi tío lo vuelva a intentar”.

Después de llenar algunas fichas con sus datos personales y que los familiares presentaran la documentación de los menores, las familias agarraron sus equipajes y la mayoría que viven fuera de San Pedro Sula, fueron trasladados en carros del Gobierno a la Gran Terminal desde donde regresaron a sus lugares de origen.