La Ceiba, Atlntida
El comerciante ceibeño Nasser Hilsaca, el hombre más obeso de Honduras, el mismo que se llevó los reflectores el 22 de junio pasado cuando fue sacado con grúa de un tercer piso de un edificio, vive un drama en la sala de varones del hospital Atlántida.
Nasser, con 630 libras de peso y de padres palestinos, pasó los últimos cinco años encerrado en su cuarto, lo que provocó que su obesidad mórbida que padece se incrementara. Además, acumuló un cuadro de úlceras, celulitis en un área extensa e insuficiencia renal aguda.
"Los problemas por los que entró están resueltos, ya tenía el alta, pero por un dolor que le dio se dijo que se le harían unos exámenes, el lunes se le dará el alta de nuevo", dijo la doctora Sylvia Bardales, directora del hospital Atlántida.
"Hay que moverlo con hasta diez personas para llevarlo al baño, ya el personal está cansado, ya no quieren bañarlo y pedimos apoyo de los hombres de todas las áreas del hospital", manifestó Bardales.
La doctora contó que la semana pasada ya tenía el alta; sin embargo, surge un dilema: la vivienda de la hermana Basima Hilsaca, donde será llevado, aún no está lista. Deben realizarse trabajos de albañilería y carpintería.
Piden tiempo para movilizar a don Nasser
"No estamos listos todavía, todavía no me han hecho los trabajos en la casa, me dijeron que me iban a ayudar en eso. Tengo que sacar las puertas y ampliarlas para que pueda entrar", dijo Basima Hilsaca.
"Tengo que ampliar la puerta principal para que pueda entrar a la casa. Tengo que abrir un boquete en la sala para poder meterlo al cuarto. Además, hay que prepararle una cama y no tenemos el dinero para hacer eso", agregó la hermana.
Dijo que la alcaldía ceibeña les prometió apoyar para acondicionar la casa; sin embargo, hasta ahora no hay respuesta y la dirección del Hospital Atlántida está presionando por sacarlo por la falta de espacios.
El sábado 19 de julio, Nasser Hilsaca sufrió una recaída: le dio un dolor en el pecho y fue sometido a exámenes médicos. "Casi se me va mi hermanito, se puso morado, era del corazón", contó su hermana Basima. Por su parte, la doctora Bardales señaló que "lo evaluaron el cardiólogo y el nefrólogo, y salió bien; pudo haber sido una angina de pecho".
“Estoy cansado, necesito descansar”, dijo Nasser este viernes 25 de julio a diario LA PRENSA. “Los puedo atender después”, agregó desde su lecho de enfermo: tres camas unidas para poder caber debido a su enorme cuerpo.
Lo económico, el gran desafío para movilizar a don Nasser
A pesar de que en el hospital Atlántida está siendo bien atendido, Basima Hilsaca, el único familiar que tiene Nasser, debe hacerle algunos exámenes en laboratorios privados, además de la compra de medicamentos. "No tenemos dinero, yo también estoy con obesidad, estoy inválida, postrada en una cama".
"Hemos tenido apoyo de Nichas y una jugada de gallos que se hizo, pero es muy poco. La amiga Hellen Cabieles de la organización 504 Informando también nos ha apoyado", agradeció Basima.
Cuando ya esté en la casa se necesita de un equipo humano que lo atienda. La hermana asegura que debe contratar una enfermera, la persona que le va a hacer la comida y el que lo va a limpiar, pero el problema son los pagos.
Situación con cuidadores de don Nasser
En el hospital permanecían dos hombres al cuidado de Nasser, el esposo de su hermana Basima y un hermano de él; sin embargo, "se les prohibió el acceso a la sala debido a que acosaban a las enfermeras, a una de ellas intentaron tocarla", denunció la doctora Bardales.
Basima rechaza la denuncia. "Lo que pasó que mi cuñado le tiró un piropo a una enfermera, le dijo 'que bonitos tus colochos, cuando me va a dar uno' y otra enfermera le dijo que no fuera mal educado. Ahí se inventaron que él la agarró del pelo y que no la dejaba salir y que ella pidió auxilio y no es así".
"Ahora él está solo porque ya no pueden entrar ellos. Así se quedó con Derechos Humanos porque llegaron a investigar el hecho. A veces Nasser no come para no defecar porque ya no están ellos para limpiarlo", lamentó su hermana.
