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'La Policía se convirtió en una mafia organizada”: Iglesia

  • 24 abril 2016 /

Tegucigalpa, Honduras.

La Policía de Honduras dejó de funcionar como cuerpo de seguridad para convertirse en una mafia organizada”, consideró la Pastoral Social de la Iglesia Católica, mejor conocida como Cáritas de Honduras, en un crítico mensaje publicado ayer en su página web, titulado “Ya tocamos fondo”.

En el escrito, la Iglesia hace una recapitulación del informe de inteligencia publicado por el prestigioso diario The New York Times en el que se asegura que el asesinato del zar antidrogas Julián Arístides González y del exasesor Alfredo Landaverde fue planificado y ordenado por jerarcas policiales utilizando toda una organización criminal enquistada en la Policía.

Según la Pastoral Social, todo lo anterior revela el funcionamiento de una estructura de corrupción y crimen de la Policía Nacional y evidenció el silencio cómplice de gobernantes y políticos que protegieron y premiaron a la mayoría de los oficiales implicados en graves crímenes, en colusión con el crimen organizado.

Al respecto, la Iglesia agregó que publicar internacionalmente la forma de actuar de la Policía es más que bochornoso y causó un fuerte impacto en la sociedad hondureña, acostumbrada a presenciar la ola de crímenes que se registran a diario en todo el país. “La noticia estremeció aún más a la sociedad hondureña, al asegurar que la Policía dejó de funcionar como cuerpo de seguridad para transformarse en una mafia organizada”, señaló.

A criterio de Cáritas, lo denunciado por el prestigioso periódico norteamericano es una realidad que por muchos años las instancias de justicia conocían, pero no se atrevieron a denunciar y mucho menos a actuar para perseguir penalmente a los señalados.

“En vez de eso engavetaron y retrasaron las investigaciones. Sin duda, la Policía y con ella el Estado hondureño han tocado fondo. Sus instituciones de justicia: Fiscalía, Corte Suprema de Justicia y cuerpos de seguridad no han funcionado”, aseguró.

Cuestionó que se haya pedido ayuda al Gobierno de los Estados Unidos y la Unión Europea para depurar este cuerpo policial, lo cual es grave porque con esto el Estado hondureño reconoce su incapacidad para hacerlo por sí mismo, depurar a una de sus instituciones y es un reconocimiento tácito que es un “Estado sin Estado”.

“Nadie cree que las distintas cúpulas policiales y los ministros de Seguridad desconocieran los actos delictivos de estos malos policías, quienes incluso utilizaban la estructura y logística policial para delinquir. Además de aceptar sobornos, pusieron a los grupos criminales sobre aviso, participaron y dirigieron operaciones delictivas y asesinatos”, criticó.

La Iglesia considera que es una debilidad del Estado que se tengan que erogar millones de lempiras para dar de baja a los policías bajo sospecha de corrupción e impunidad, en vez de esperar que sea la Corte quien dirima este asunto.

“Por si esto fuera poco, recrudeció en los últimos días la delincuencia, la extorsión, la muerte por encargo y el sicariato, incluso femenino. La vulnerabilidad en la que vive la población se reducirá cuando se cuente con un cuerpo policial que sea garante de la seguridad ciudadana y no una amenaza para la vida”, puntualizó.