Cada una de las seis regiones cafetaleras narra su propia historia con el esfuerzo y orgullo que surge desde aquel pequeño productor que da todo por engrandecer la actividad económica estrella de Honduras.
A nivel mundial, la caficultura atraviesa por retos como cambio climático, incertidumbre en los precios y consumidores cada más exigentes.
Desde la finca Los Yoyos, en la aldea Las Flores en Santa Bárbara, la gran presión de la industria es apaciguada con la tranquilidad que caracteriza al campo y su cálida gente.
Don Eulogio Martínez pasó de ser un jornalero, al ganador de la Taza de Excelencia 2015.
Tras su triunfo, ha participado con sus cafés especiales en otras competencias como la subasta electrónica y la de cosecha tardía del año pasado.
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Las cifras del café perdido a falta de cortadores es difícil de calcular, pero grandes exportadores creen que hay 150,000 quintales en bodega que serán difíciles de comercializar en el exterior.
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Los cortadores incondicionales del cafetal de don Yoyo son sus hijos y paisanos.
“El café normal tiene un precio, y el café especial otro precio. De este último cortamos tres o cuatro latas al día, porque requiere más cuidado para ir clasificando”, explica Milton Martínez, quien lleva más de una década como cortador.
La falta de cortadores de café no es exclusiva de la finca en Las Flores, sino de una situación agravada a tal magnitud que 55,000 extranjeros han ingresado por las fronteras hondureñas para suplir la ausencia de mano de obra nacional. Sin embargo, en ese panorama desalentador, productores narran historias de superación gracias a la caficultura. “Me crie cortando café con la familia, pero me fui a migrar a otro trabajo con el pensamiento de tener mi finca. Ahora que estoy aquí, me gusta el ambiente y siento que estoy mejor ubicado”, narra el cafetalero, quien antes se desempeñó como taxista y operario de maquila.
En la actualidad, incluso tiene contactos con compradores en San Francisco, Estados Unidos y la expectativa de ir poco a poco mejorando la calidad de su plantaciones.
| El productor Eulogio Martínez, ganador de la Taza de Excelencia en la edición 2015.
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Asterio Reyes, presidente de la junta directiva del Ihcafé, asegura que 30,000 trabajadores han llegado al occidente provenientes de El Salvador y Guatemala.
Mientras que alrededor de 25,000 nicaragüenses entraron a la zona oriental, principalmente a El Paraíso.
Este departamento fue uno de los más afectados por la problemática. Por ejemplo, en Trojes alrededor del 40% de la cosecha se perdió por el mal estado de las carreteras, el clima y la falta de cortadores. En contexto, este municipio produce 200,000 quintales.
Aunado a la falta de mano de obra, este departamento en la zona oriental sufrió de forma directa los efectos de la sequía. Según los productores, alrededor de 23,000 quintales resultaron dañados por este fenómeno climatológico.
La Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) prevé que 2017 será un año mixto, que significa que no habrá fenómeno de El Niño o de La Niña.
En las temporadas anteriores, la enfermedad agrícola de la roya se propagó, a tal grado que hasta ahora los agricultores empiezan a recuperarse y que reflejan con mayor volumen de producción.
En divisas, lo anterior es aproximadamente $150 millones, una cifra que atenta contra las expectativas de $1,000 millones en exportación.
El empresario Emilio Medina indica que pese al atraso de un mes, la cosecha ha logrado nivelarse con ventas a futuro arriba del 46% en relación al año pasado. “Todo apunta a que las proyecciones de nueve millones de quintales serán alcanzadas”, detalla.
Sin embargo, Medina sentencia que la falta de mano de obra en la caficultura es una realidad inminente y repercute en la calidad del aromático, “porque el café maduró y sobremaduró en el árbol. Lo que da un producto fenólico”.
Por ahora, hay una considerable cantidad de café en bodegas de intermediarios y exportadores que será difícil colocar a precios competitivos en el mercado internacional.
“Hemos hablado entre colegas que se necesitan 300,000 o 400,000 personas más en el país, porque la falta de mano de obra es en todas las zonas”, refiere el exportador.
Cada cosecha beneficia a más de un millón de hondureños de forma directa en 15 departamentos productores y representa el 30% del PIB agrícola a nivel nacional.