La hipertensión arterial se ha convertido en una amenaza sanitaria de gran escala en Honduras, donde afecta al 31% de la población entre 30 y 79 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que equivale a 1.3 millones de personas.
La cifra refleja un problema sostenido que, de no abordarse con prevención, atención oportuna y suministro continuo de fármacos, seguirá traduciéndose en muertes evitables y discapacidad.
El Informe mundial sobre hipertensión 2025: Altas apuestas – convertir la evidencia en acción, advierte que más de mil millones de personas en el planeta están en riesgo por hipertensión no controlada.
En Honduras, el estudio identifica dos realidades paralelas: avances en el diagnóstico —el 67% de los hipertensos conoce su condición—, pero una amplia brecha en el control terapéutico.
Apenas 474,000 pacientes mantienen sus cifras dentro de parámetros adecuados, mientras más de 874,000 no logran controlarlas, lo que incrementa el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, ceguera y aneurismas.
La OMS define la hipertensión como la elevación sostenida de la presión arterial a valores iguales o superiores a 140/90 mmHg. Por su carácter silencioso, muchas personas pasan años sin síntomas claros hasta que sobreviene una emergencia.
"La persona que no tiene controlada la presión arterial puede sufrir un infarto al miocardio, o sea un ataque al corazón", explicó el infectólogo Kenneth Rodríguez.
"O puede padecer de insuficiencia cardíaca, que es cuando el corazón se dilata tanto y no es capaz de bombear adecuadamente la sangre para distribuirla en todo el cuerpo", añadió.
El especialista recalcó que la falta de control también puede desencadenar accidentes cerebrovasculares, demencia vascular, insuficiencia renal crónica, pérdida de visión y ruptura de aneurismas.
"Muchas personas creen que, al no sentir nada, están sanas, y se enteran de que la padecen hasta que ocurre una emergencia grave, como un infarto o un derrame cerebral", advirtió.
Impacta de manera directa en la mortalidad en Honduras
El informe refiere que en 2021 Honduras registró 61,040 muertes asociadas a hipertensión y 12,900 vinculadas a enfermedades cardiovasculares. Además, el 16% de los decesos por males no transmisibles se atribuye a presión arterial elevada.
A ello se suman factores de riesgo ampliamente presentes: consumo excesivo de sal, obesidad, sedentarismo, tabaquismo y abuso de alcohol.
Los especialistas coinciden en que existen medidas sencillas y costo-efectivas para reducir el riesgo: disminuir la sal, aumentar la ingesta de frutas y verduras, evitar grasas y comida ultraprocesada, mantener un peso adecuado, realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física, dejar de fumar y moderar el consumo de alcohol.
No obstante, la respuesta clínica requiere continuidad en la terapia. Aunque la Secretaría de Salud dispone de antihipertensivos básicos, el abastecimiento es intermitente.
"En algunos casos, un solo medicamento es suficiente, pero otros pacientes requieren combinaciones específicas, y no todos los fármacos están disponibles todo el tiempo en los hospitales públicos", señaló Rodríguez.
Ante este panorama, los expertos proponen una estrategia más agresiva y sostenida: tamizaje comunitario y en centros laborales, campañas masivas de prevención, etiquetado y control de sodio en alimentos procesados, promoción del ejercicio físico en barrios y escuelas, y acceso continuo a fármacos combinados de primera línea.
ETIQUETA DE TRANSPARENCIA: Este artículo fue revisado y aprobado por un editor con ayuda de una herramienta de inteligencia artificial.