“Los médicos me diagnosticaron un problema en la columna y solo me recetaban silla de ruedas, gracias a los masajes y atención en esta clínica estoy casi curada”, expresó Juana López (42), habitante de Morazán, Yoro.
Ella es una de las centenares de personas que recuperan su movilidad en la Clínica de Rehabilitación del hospital público de El Progreso, la cual enfrenta serios problemas para funcionar por la falta de equipo y otros materiales para ese fin.
Mirza Castillo, terapeuta y jefa del establecimiento, dijo que los aparatos que funcionan a medias fueron instalados en el 2002 cuando se inauguró la clínica, desde esa fecha no han recibido otro equipo por parte de las autoridades hospitalarias y el Gobierno.
En un principio el centro fue construido para atender pacientes con ese tipo de necesidad de El Progreso, pero ha medida pasaron los años al lugar llegan enfermos de la mayoría de los municipios de Yoro, parte de Cortés y Atlántida. A diario se atiende un promedio de 45 ciudadanos entre niños y adultos que se recuperan de fracturas y secuelas de derrames.
Atención
En el Valle de Sula existen otras clínicas de este tipo, pero privadas, donde una sesión cuesta una considerable cantidad de dinero. Otra es en la Teletón en San Pedro Sula, pero la falta de suficientes recursos económicos obliga a la población acudir al del hospital progreseño.
Mirsa Castillo agregó que requieren de bicicletas, caminadores, masajeadores, aparatos para toques eléctricos, cremas y toallas para seguir funcionando. “La gente colabora con el pago de 25 lempiras de manera simbólica, eso apenas ajusta para el pago de salario del personal que aquí labora”, explicó. Lilian Gallo, directora interina del hospital, dijo que lamentablemente todos los años se presupuesta ayudar a la clínica pero al final no se hace porque aparecen otras necesidades. “Hemos gestionado ante organizaciones benéficas para que nos sigan apoyando en esa necesidad, estamos conscientes que decenas de ciudadanos necesitan esa rehabilitación”, dijo. La funcionaria dijo que con la crisis que atraviesa el establecimiento es difícil poder aportarles en este momento. Unido a la falta de aparatos, está también lo reducido del local que urge de una ampliación.