Tegucigalpa, Honduras.
A los escolares de la capital les tocó ayer honrar a la patria. Aunque los pequeños marcharon en siete rutas, compartieron el sentido cívico y la oportunidad de rendir tributo a Honduras en el 194 aniversario de independencia. Con muy raras excepciones, los escolares superaban el metro de altura, pero de esta forma demostraron que no hay edad para fundirse en el amor profundo al país.
Al llamado cívico de los desfiles acudieron decenas de pequeños procedentes de 324 escuelas públicas y privadas de la capital.
Unos vestidos de elegante traje de gala con guantes blancos en el pelotón principal o el cuadro de honor y otros con coloridos vestuarios e instrumentos en mano para animar a las bandas.
También las princesas dejaron por una mañana el trono del hogar para desfilar, con encanto y dulzura, entre cuadros de palillonas, pomponeras y danzas. No faltaron las representaciones indígenas, de los padres de la patria, el deporte, la cultura hondureña y hasta el mordaz humor de Manuel Zelaya con Juan Orlando Hernández fundidos en un abrazo.
“Veo muy bien preparadas todas las representaciones y cuadros de niños. Mis desfiles favoritos son los de primaria porque muestran inocencia y entrega en la marcha”, declaró Ruth Moncada, una de las espectadoras del evento en la Kennedy.
El despliegue de civismo se distribuyó en 14 bloques para igual número de distritos escolares diseminados en siete corredores de la capital, según el itinerario tradicional de este evento.
A los escolares de la capital les tocó ayer honrar a la patria. Aunque los pequeños marcharon en siete rutas, compartieron el sentido cívico y la oportunidad de rendir tributo a Honduras en el 194 aniversario de independencia. Con muy raras excepciones, los escolares superaban el metro de altura, pero de esta forma demostraron que no hay edad para fundirse en el amor profundo al país.
Al llamado cívico de los desfiles acudieron decenas de pequeños procedentes de 324 escuelas públicas y privadas de la capital.
 El Instituto Hondureño de Cultura Interamericana volcó su mejor repertorio en las marchas.
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También las princesas dejaron por una mañana el trono del hogar para desfilar, con encanto y dulzura, entre cuadros de palillonas, pomponeras y danzas. No faltaron las representaciones indígenas, de los padres de la patria, el deporte, la cultura hondureña y hasta el mordaz humor de Manuel Zelaya con Juan Orlando Hernández fundidos en un abrazo.
 La banda de guerra del Instituto Jarimer nuevamente despertó aplausos y admiraciones al desfilar en la colonia san miguel de la capital.
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 Este grupo de niños lanzó mensajes para cuidar la fauna.
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 Estas cuatro hermosas jovencitas representaron dignamente a sus escuelas.
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