TEGUCIGALPA.
Además de su participación igualitaria, las mujeres quieren que se les incremente la deuda política de un 10 a un 15%, que les servirá para impulsar seminarios de capacitación. Para las elecciones de 2013, el
Congreso Nacional pasó de un 30 a un 40% de participación femenina en los cuadros de elección y fijó el 50% para los comicios de 2017, pero esto no se cumplió.
Las mujeres organizadas lograron ayer la garantía de participación en un 50% en las planillas de candidatos a cargos de elección popular en los tres niveles electivos en el marco de una reunión que tuvieron con la Comisión de Dictamen del Congreso Nacional que prepara la ley electoral.
Las mujeres integrantes de la Comisión de Equidad de Género se reunieron con los diputados y los técnicos que preparan la ley del Consejo Nacional Electoral (CNE) y recibieron de estos el compromiso de incorporar en el cuerpo jurídico los artículos referentes al trato igualitario en las planillas.
“Es importante abrirle los espacios a las mujeres porque no tendremos democracia si no les damos la oportunidad a las mujeres”, afirmó Mario Segura, presidente de la Comisión Especial de Dictamen, de la que forman parte congresistas de todos los partidos.
Las mujeres organizadas demandan que desaparezca un reglamento que emitió el otrora Tribunal Supremo Electoral (TSE), que en las pasadas elecciones privilegió a los hombres en las primeras posiciones de candidatos a diputados por los departamentos de Francisco Morazán y Cortés.
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por ciento tienen de participación las mujeres en el Congreso Nacional, según investigaciones realizadas.
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Según un estudio de la investigadora Flavia Freidenberg en Honduras, “tras aprobar la paridad de género en las candidaturas, se han elegido 169 mujeres como legisladoras en el período 1980-2020 frente a 1,071 hombres y, en la actualidad, el número de diputadas solo alcanza el 21.09%, ocupando el puesto 91 de todos los países del mundo en representación descriptiva”.
“El hecho de que se hayan aprobado leyes inclusivas, no ha supuesto homogeneidad en el diseño del régimen electoral de género”, dice la académica.
