El cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez clamó este domingo, en el inicio de la Semana Santa, porque Dios salve a su país ante la difícil situación que vive, agudizada por la epidemia del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad del COVID-19.
'Sálvanos, salva a esta Honduras, lo necesitamos más que nunca, que hoy podamos abrirte las puertas de nuestro corazón', enfatizó Rodríguez durante una misa sin fieles, por un toque de queda que rige en el país, a causa del coronavirus, que ofició en la Basílica Menor de la Virgen de Suyapa, patrona del país centroamericano.
En otros años, la misa del Domingo de Ramos se ha oficiado en la catedral de Tegucigalpa, acompañada de centenares de creyentes católicos portando ramos de palma que, desde el viernes, traen a las principales ciudades del país campesinos del interior, para su bendición en el inicio de la Semana Santa.
Esta vez, la capital hondureña, al igual que las demás ciudades del país, han lucido desoladas, con un aspecto lúgubre, en el caso de Tegucigalpa, por una densa capa de humo a raíz de varios incendios forestales que han dañado decenas de hectáreas de bosque.
Honduras: 22 muertes y 268 contagios por COVID-19
'A pesar de lo que estamos viviendo, necesitamos aclamar al Señor que viene a nosotros, en esta situación tan dolorosa que estamos atravesando', dijo el religioso hondureño, quien además abogó por los enfermos, los que padecen por el coronavirus, los que se encuentran en los hospitales, en las unidades de cuidados intensivos, los que han perdido a un familiar querido sin poder despedirse y por todos los que han fallecido.
'Hoy con fe te decimos Señor, ven a nuestra Honduras, líbranos de todo mal. Hoy pedimos que en toda la tierra se pueda levantar una oración por la paz, por una vida más humana y solidaria', añadió.
El peor virus
El cardenal resaltó muchos gestos que dijo haber visto de solidaridad y preocupación por el más necesitado en estos tiempos de epidemia, pero también reprochó otros virus que son de lo peor, 'el de la soberbia, el virus del egoísmo, el virus de la falta de amor'.'Nos hemos enterado con mucho dolor, que incluso algunos familiares le niegan la entrada a la casa a alguno que llega quizás de trabajar de las maquilas' (ensambladoras), supuestamente enfermo de coronavirus. señaló el prelado.
'No hay ninguna prueba de que estén contagiados, pero ese gesto es un gesto contra Cristo, es un gesto anti Semana Santa. Señor, perdónales, porque sí saben lo que hacen, están negando el amor, están negando la compasión, están negando la misericordia', enfatizó Rodríguez.
Dijo además que la pobreza de Jesús invita 'a ser generosos, solidarios, a vivir libres de toda ambición de poder, de ser importantes, de tener, que es lo que arruina al mundo y genera tanta injusticia'.
El religioso lamentó que el mundo, incluido su país, 'esté ensangrentado por la violencia', lo que califico como 'el peor virus' y el que 'deberíamos erradicar todos, empezando por aquellos que creen que tienen el derecho de quitarle la vida a otras personas'.
En Honduras, el coronavirus ha causado la muerte de 22 personas, mientras que los contagiados suman 268, según el último informe del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), brindado el sábado en cadena nacional de radio y televisión.
El cardenal hondureño abogó además por todo el personal médico, paramédicos, enfermeros, soldados, policías y otro personal que 'están sirviendo con sacrificio' en la lucha que se libra contra el coronavirus SARS-CoV-2 en su país.
Templos cerrados, calles vacías y hospitales llenos
El obispo de San Pedro Sula, norte, Ángel Garachana, dijo en la víspera que, por primera vez, en sus 75 años, celebra una Semana Santa con 'los templos cerrados, las calles vacías, los hospitales llenos' y 'las funerarias en algunos países que no dan abasto para enterrar a los muertos'.'El COVID-19 nos ha trastornado la vida por completo. Más de un millón de infectados, en torno a 56.000 personas que han fallecido, y aún continúa el peligro del contagio', subrayó.
El obispo le hizo un llamamiento a la unidad a los hondureños, en especial a los de San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante de Honduras.
'La situación de dolor, de sufrimiento, de angustia, de muerte, que estamos viviendo, nos ofrece la oportunidad de unirnos más intensamente a la pasión del Señor, para aprender nosotros a llevar nuestra propia pasión, con fortaleza, con valor, con ánimo, con esperanza', recalcó.
'Quedémonos en casa y convirtamos la casa en un templo y la familia en una iglesia, en una asamblea doméstica, y ahí en la casa celebremos los misterios de la Semana Santa', apostilló.