Honduras enfrenta una preocupante caída en las coberturas de vacunación, lo que pone en riesgo la salud de la población ante el posible resurgimiento de enfermedades prevenibles como el sarampión, la tosferina, la influenza, la hepatitis y el tétano, entre otras.
Aunque Honduras dispone de las 24 vacunas contempladas en el Esquema Nacional Básico, la cobertura actual está lejos de alcanzar el 95 % requerido para garantizar la inmunidad colectiva.
En varias regiones sanitarias con alta densidad poblacional, la cobertura es inferior al 80%, e incluso algunas apenas alcanzan entre el 70 y el 75%. Este descenso obedece a múltiples factores, siendo uno de los principales la llegada de la pandemia de covid-19.
Antes de la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2, Honduras era un ejemplo en la región, con coberturas superiores al 90 % de la población meta, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Sin embargo, la percepción negativa generada hacia la vacuna contra el virus afectó también la confianza en el resto del esquema de inmunización.
“Durante ese periodo, circularon muchos mensajes erróneos sobre las vacunas en redes sociales, afectando no solo la percepción de la vacuna contra el covid, sino todo el esquema de vacunación del país. La población quedó muy expuesta a la desinformación”, indicó Leticia Puerto, técnica del Programa Ampliado de Inmunización (PAI) de la Secretaría de Salud.
Además, factores sociales como la inseguridad han obstaculizado el acceso de brigadas de vacunación a diversas comunidades. "Hay zonas donde el personal ha sido amenazado o asaltado, y eso nos obliga a suspender las jornadas en esos lugares. A veces nos permiten trabajar solo hasta cierta hora", lamentó Puerto.
Actualmente, las regiones con las coberturas más bajas corresponden a las de mayor densidad poblacional, como el Distrito Central, San Pedro Sula, Cortés, Atlántida, Francisco Morazán y Ocotepeque.
En dichas zonas, apenas se ha logrado cubrir entre el 70 % y el 79 % de la población con al menos el esquema básico completo; mientras que en el resto del país, la cobertura se sitúa entre el 80 % y el 89 %.
Para este año, la meta es inmunizar a unos 171,000 niños menores de un año; aproximadamente 174,000 menores contra sarampión, rubéola y paperas; y alrededor de 93,000 niñas menores de 11 años contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) y el toxoide tetánico.
En cuanto a la influenza, se proyecta proteger a más de un millón y medio de personas en riesgo de sufrir complicaciones por esta enfermedad estacional.
En total, cerca de dos millones de hondureños deben vacunarse este año para evitar enfermarse; no obstante, entre 500,000 y 600,000 personas aún no se han aplicado las dosis correspondientes.
Las bajas coberturas se presentan en todos los grupos poblacionales, desde niños menores de 18 meses hasta adultos mayores. "Estamos vacunando contra la influenza, priorizando a embarazadas, adultos mayores de 60 años y personas con enfermedades crónicas, pero la asistencia de estos grupos también es baja", aseguró la técnica del PAI.
Los efectos de esta situación ya comienzan a evidenciarse: en lo que va del año, el país ha registrado 44 casos de tosferina, con cuatro muertes infantiles asociadas. “Si los menores estuvieran vacunados, probablemente no se enfermarían, o al menos no de forma grave”, advirtió Puerto.
Otro riesgo latente es el sarampión
Aunque Honduras no ha registrado casos, la amenaza persiste debido a brotes en países vecinos. Por ello, las autoridades sanitarias han emitido una alerta y exigen el carné de vacunación a los hondureños que viajen a naciones con brotes activos de esta enfermedad.
Los casos de influenza también están aumentando este año, en parte porque muchos hondureños no buscan prevenir esta patología mediante la vacunación.
La neuróloga Reyna Durón manifestó que la desconfianza hacia la vacunación, intensificada durante la pandemia, es un fenómeno global que también afectó a la población hondureña.
"La desconfianza y las dudas que se dieron respecto a las vacunas ARNm para covid generaron que las personas desconfiaran del resto de las vacunas; este fenómeno que se llama vacilación vacunal ha ido en aumento y eso es muy malo para el control de las enfermedades infecciosas", dijo.
Debido a ello, enfermedades ya erradicadas o controladas están resurgiendo, lo que genera preocupación en los sistemas de salud pública.
"Hay que crear una nueva estrategia educativa a la población, porque hay que reconstruir la credibilidad de las vacunas tradicionales que fueron las que erradicaron muchas enfermedades y han tenido efectividad por años con efectos mínimos", agregó la doctora Durón.
De continuar los bajos niveles de cobertura, la experta advirtió que podría generarse una crisis por el resurgimiento de enfermedades previamente controladas.
El llamado de la Secretaría de Salud a la población es claro: acudir a los centros de salud para completar los esquemas de vacunación. Las vacunas están disponibles en más de 2,000 centros distribuidos en los 18 departamentos del país, son gratuitas y salvan vidas.
“La vacunación es una de las herramientas más efectivas de la salud pública y la población debe confiar en ellas para proteger a sus hijos y protegerse a sí mismos”, concluyó.
ETIQUETA DE TRANSPARENCIA: Este artículo fue revisado y aprobado por un editor con ayuda de una herramienta de inteligencia artificial.
