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Quince horas de angustia, frío y desvelo en las afueras del penal de Tela

  • 21 diciembre 2019 /

De 5:00 pm del viernes a 8:00 am del sábado, familiares de los reclusos llegaron al vetusto inmueble para conocer si estos se encontraban bien o si estaban en la fatídica lista.

TELA.

Fue tan fuerte el deseo de tener noticias de sus seres queridos que no les importó sufrir el implacable frío que hacía en la ciudad, acompañado de una ligera llovizna.

“Qué pesar que no pude venir a verte esta semana”, “Dios mío, díganme por favor que no estás muerto, hijo”, eran algunas de las expresiones de dolor por parte de los parientes de los 18 privados de libertad que fueron asesinados en el Centro Penal de Tela la tarde del viernes.

La angustia de esposas, madres, hermanos, tíos y sobrinos de los reclusos comenzó a las 5:00 pm, minutos después que trascendió la noticia de la masacre. A partir de esa hora fueron llegando uno a uno en busca de noticias sobre sus seres queridos.

200
personas aproximadamente permanecieron en las afueras del penal toda la noche esperando información sobre sus seres queridos
La angustia se apoderó más al encontrar los portones del penal cerrados y un hermetismo por parte de fiscales, militares y policías que se encontraban adentro investigando y levantando los cadáveres que quedaron esparcidos por todo el recinto.

Mientras afuera del presidio, a cada momento se observaba el ingreso de carros de todas las unidades policiales; igual drama se vivía en las afueras del hospital de Tela, hasta donde llegaron los heridos.

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Los familiares seguían a las ambulancias y carros del Instituto Nacional Penitenciario para saber si entre los remitidos estaban sus seres queridos.

26
privados de libertad de alta peligrosidad fueron trasladados la tarde de ayer del penal de Tela a una cárcel de máxima seguridad.
Horas más tarde se conoció sobre el deceso de cuatro reclusos en el centro hospitalario, lo que provocó desmayos entre los dolientes.

Así transcurrió la noche, con el entrar y salir de carros, sin que los familiares cerraran los ojos y sin importarles el inclemente frío que hacía en Tela.

A la 1:00 am arribaron los miembros de Derechos Humanos. A pesar de que se les acercaban al vehículo implorándoles que les proporcionaran información sobre sus parientes, estos ni siquiera abrieron los vidrios.

Cada vez que se abrían los portones o llegaba un carro se abalanzaban para pedir noticias de sus parientes.
A la medianoche llegaron de nuevo al centro penal algunos de los heridos que fueron dados de alta del hospital de Tela y que no sufrieron lesiones de gravedad.

Al acercarse el amanecer, las personas, cansadas de esperar, decidieron presionar golpeando los portones e insultando a los policías que hacían la guardia; pero estos respondieron manifestándoles que si continuaban con esa acción procederían a gasearlos.

“Estamos aquí desde la tarde y ya es de madrugada y no sale nadie a decirnos nada.Estamos angustiados, queremos saber qué está pasando, pero no les importa el sufrimiento de la gente”, manifestó Sara Medina, hermana del recluso Eliseo Miguel Verde.

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El drama duró 15 horas. Fue hasta las 8:00 am que por fin se les leyó el listado de los muertos y heridos.El dolor se apoderó de muchos al escuchar el nombre de sus familiares, otros estaban alegres porque sus parientes estaban bien.

A medida pasaba la mañana fueron sacando de cinco en cinco los cadáveres finalizando en horas de la tarde, a esas horas quedaban pocos familiares con la esperanza de que les permitieran visitas, pero estas fueron suspendidas por las autoridades mientras continúan las investigaciones sobre la masacre que dejó los 18 muertos y 16 heridos.

Foto: La Prensa

La Policía Militar fuera del penal la noche de la masacre.