Ringo Starr, icónica figura de la batería y miembro emblemático de The Beatles, conserva la vigencia de la banda seis décadas después de su irrupción en la cultura popular.
Desde su residencia en Los Ángeles, el músico compartió con Financial Times su visión sobre el paso del tiempo, su impulso creativo y la exposición de su obra visual en Las Vegas, siempre con la energía y el humor que lo distinguen.
Con 85 años Starr afirmó que en su mente nunca dejó de tener 24. “Te dije que no puedes tener 27, yo solo tengo 24”, recuerda que le respondió a su hijo Jason cuando este temía cumplir 40.
Esta percepción de juventud permanente se refleja tanto en su actitud como en su aspecto: cabello oscuro, barba sin canas, gafas de sol y el collar con el símbolo de la paz. Para Starr, el tiempo parece estirarse y continúa dedicado a lo que le apasiona.
La vigencia de la banda de Liverpool no responde a la nostalgia, sino a una realidad palpable. “Todas las generaciones, si les gusta la música, escuchan a The Beatles”, sostuvo en la entrevista con Financial Times.
El grupo continúa cosechando éxito y, según Starr, las estadísticas lo respaldan: “Los Beatles siguen vendiendo discos. ¡Tenemos miles de millones de reproducciones al año! Es increíble. Las canciones y la actitud eran geniales".
Tanto él como Paul McCartney permanecen activos y comentó que “Paul y yo seguimos haciendo lo mismo que hacíamos antes. Estamos de gira y grabamos discos”.
El arte visual como nueva expresión, filantropía y compromiso social
La actualidad de Starr se extiende más allá de la música. Este mes, su obra visual ocupa un lugar destacado en la Galería Animazing del Grand Canal Shoppes de Las Vegas, justo cuando ofrece una serie de seis conciertos junto a la All Starr Band en el Venetian.
El desembarco de Starr en el arte visual fue posterior y no inmediato. Su infancia en Liverpool, marcada por la ausencia de su padre y las dificultades económicas, tuvo escaso contacto con el arte.
“Vivíamos en una casa muy pequeña y como mi padre se fue cuando yo tenía tres años, nos convertimos en una clase trabajadora de clase baja. Mi madre tenía que trabajar arduamente, día y noche, para pagar el alquiler y alimentarnos. Y mis abuelos la ayudaron. Me criaron tres de ellos: mi madre, mi abuela y mi abuelo”, rememoró en diálogo con Financial Times.
El interés de Starr por el arte se consolidó en la adultez, durante sus estancias en Ámsterdam, donde comenzó a experimentar y explorar distintas formas de expresión visual.
Reconoce que, en ese periodo, algunos hábitos personales como el consumo recreativo de marihuana influyeron en su acercamiento inicial al arte, aunque aclaró que actualmente ya no los practica y que su dedicación a la pintura es fruto de su pasión y disciplina.
Rembrandt es su pintor favorito, y una de sus primeras creaciones fue un gran lienzo con “like, a crazy tree” (como un árbol loco), pintado tras mudarse a Mónaco en 1975, donde el sol reemplazó al gris de Liverpool.