El reconocido cantante colombiano de boleros, Charlie Zaa, enfrenta una de las crisis más graves de su carrera tras ser vinculado en una investigación de la Fiscalía General de la Nación por presuntos nexos con estructuras paramilitares de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
La Fiscalía abrió una investigación formal el pasado 5 de julio para determinar si el artista, cuyo nombre real es Carlos Alberto Sánchez Ramírez, actuó como testaferro del Bloque Tolima, una facción de las AUC. Según el ente acusador, varios bienes inmuebles registrados a nombre del cantante —entre ellos discotecas y centros comerciales en Girardot, Ibagué y Villavicencio— habrían sido adquiridos con recursos provenientes del lavado de activos por parte del grupo armado.
Entre los inmuebles mencionados figuran el centro comercial Oasis y las discotecas Kapachos y Solaris. Las autoridades sostienen que estos bienes podrían haber sido adquiridos en sociedad con Daniel Goyeneche, alias “Daniel”, un exjefe paramilitar fallecido en la cárcel La Picota y considerado hombre de confianza del extinto líder Carlos Castaño.
Ante la gravedad de los señalamientos, Charlie Zaa se pronunció a través de sus redes sociales. En un comunicado publicado en su cuenta oficial de Instagram, el artista afirmó que “todo lo que tengo ha sido fruto de más de treinta años de trabajo honesto y constante en la música”. Asimismo, expresó su disposición a colaborar con las autoridades para esclarecer los hechos.
Las medidas cautelares impuestas por la Fiscalía incluyen la ocupación temporal de cinco propiedades del cantante, mientras se desarrolla el proceso judicial. La audiencia continuará en julio de 2026 ante una Sala de Conocimiento de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá.
Este escándalo no solo pone en entredicho la imagen pública del intérprete de Flor sin retoño, sino que también podría tener implicaciones patrimoniales significativas si se confirma su participación en actividades ilícitas.
