Con el sentimiento de haber cumplido con la patria en un momento decisivo, Cossette Alejandra López-Osorio entregará hoy la presidencia del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Su gestión estuvo marcada por episodios difíciles, como la jornada del 9 de marzo -día de las elecciones primarias-, cuando en al menos 70 centros de votación no llegó el material electoral, situación atribuida a las Fuerzas Armadas, responsables del traslado de las maletas.
Aun así, López defendió su papel asegurando que su tarea fue garantizar procesos transparentes y proteger la democracia de Honduras.
“Siempre trabajamos contra reloj, y haber perdido casi 30 días es de importancia, así que se deben redoblar esfuerzos para hacer oportunamente las cosas”.
Aseguró que ya cuentan con la empresa encargada del sistema de transmisión de resultados, el escrutinio, la biometría y la auditoría, además de avances en el diagnóstico para el control de calidad de los insumos de la maleta electoral.
También reconoció que una de sus mayores luchas fue preservar la tolerancia dentro del pleno del CNE: “Tratar de rescatar un clima de respeto en un ambiente en el que he sido la persona más irrespetada, hasta en mi vida familiar, y en la difamación de mi honra personal”.
Consultada sobre si se considera defensora de la democracia hondureña, respondió: “Totalmente. Creyente en ella, de hecho, para mí el valor de la democracia no radica en pensar que es perfecta. Radica en entender que es el sistema en el que podemos convivir con nuestras imperfecciones. Radica en entender que vamos a tener leyes que nos contengan de los caprichos personales, que nos protejan de los demás...”.
También relató ataques personales sufridos en redes sociales: “En algún momento llegaron a decir que iban a incendiar mi casa. Incluso publicaron fotografías de mi hija, atribuyéndole una paternidad que no existe. Eso me dio vergüenza, sobre todo frente a su padre”.
Pese a ello, aseguró que no se dejó intimidar: “Sí ha habido presiones públicas, como un fiscal general queriendo imponer su criterio jurídico, pero nunca hubo un acercamiento irrespetuoso”.
Para ella, defender la democracia hoy significa: “Librar una lucha desde el lado débil para vencer el fuerte. Reconocer que tenemos que hacer un esfuerzo por la prevención del fraude. Que la lucha contra el fraude está de nuestro lado y que tenemos que defenderla”.
Al referirse al legado que deja como presidenta, López concluyó: “Siempre me he apegado a la ley y a la Constitución. Tengo convicción y valentía para acompañar esa convicción. Mi legado quisiera que sea una cosa simple: el compromiso puede hacer mucho, pero la valentía puede marcar la diferencia”.