Denesa Segrest está a punto de perder su casa. Ayer estuvo atenta a la pantalla de televisión mientras la Cámara de Representantes votaba por un plan de rescate. Ella es una de las 9 mil personas que enfrentan cada día la ejecución hipotecaria en Estados Unidos.
'Algo van a tener que hacer', señala en el autobús de la BBC Mundo que viaja por todo el país y ahora se encuentra en Memphis, Tennessee, una de las ciudades más pobres, a pesar de la industria turística.
'No pierdo la esperanza de salvar mi casa, pero al ver a los políticos jugando a salvar la economía me da un vuelco en el estómago. Por un lado tienen que hacer algo, pero no confío en que lo hagan por el bien común', señala Denesa.
El sentir de ella se escucha por todo el país. Denesa se mudó hace cinco años a una nueva casa que era su sueño hecho realidad.
'Tiene un jardín y una reja muy bonita. Es de ladrillo con grandes ventanas. No es grande, pero sí es suficiente para mí y mis dos hijos', le cuenta a BBC con lágrimas en los ojos cuando piensa que lo puede perder todo.
Denesa es víctima de las hipotecas de alto riesgo. Al inicio pagaba 215 dólares de hipoteca al mes, ahora le piden 1,125. Nunca se imaginó estar en esta situación porque le prometieron una tasa de interés fija, sólo que se 'olvidaron' de comentarle que sólo era por los dos primeros años.
'Llevo dos meses sin pagar', señala esta mujer cuyo trabajo, paradójicamente, es asesorar a otros para que no les pase lo que a ella.
'Mi peor pesadilla es que vengan a sacarme de mi casa'.
Cuando termina su presentación, el músico Blind Missisisppi Morris le cuenta a BBC Mundo que él también está a punto de perder su casa.
'Yo también quiero un plan de rescate', bromea, mientras su esposa Melody comenta que la risa es sólo un mecanismo de defensa.
'Tratamos de seguir nuestra vida lo mejor posible. Trabajamos más y compramos menos, en espera de que las cosas mejoren, aunque a veces nos falta el optimismo', explica.
Muchos se preguntan si realmente el plan de rescate de 700 millones de dólares ayudaría a salvar empleos y a minimizar las ejecuciones hipotecarias, como dicen los políticos, aunque los economistas insisten en decir que lo que han estado analizando hasta ahora no será una varita mágica.
Latinoamérica
El mexicano Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, consideró que la crisis financiera en EUA es la peor que le haya tocado ver y advirtió que aún no son previsibles las consecuencias que afectarán en mayor o menor medida a todo el mundo.
'Existen los instrumentos para atenuarla, pero no para reducir el pánico que provoca en el mercado la crisis financiera', dijo Slim. Esta crisis, que 'tiene algo de la del 29, parte de la del 70 y parte de la de 82, con toda la experiencia y el conocimiento pueda ser atacada para que las consecuencias en la economía real sean menos preocupantes', añadió.
En Honduras, la crisis financiera y bursátil que afecta a la economía de Estados Unidos ya arrebató 2 mil puestos de trabajo en la industria textil y de arneses eléctricos para autos, mientras el sector maquilador hace esfuerzos para evitar nuevos despidos y el cierre de fábricas.
Alcoa informó del cierre gradual de 1,800 puestos de trabajo. La empresa situada en Naco, Cortés, se dedica a la producción de arneses eléctricos de carros americanos. 'La crisis afectó en un inicio a esta industria debido a los altos costos de los combustibles, y posteriormente vino la recesión económica', indicó el presidente de la Asociación Hondureña de Maquiladores, Daniel Facussé. El vicepresidente del Cohep, Óscar Galeano, manifestó que es muy probable que la exportación de camarón hacia EUA merme en los próximos meses, porque es un producto que se consume en restaurantes.
El presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva dijo que los países en desarrollo no pueden ser 'víctimas del casino' financiero montado por EUA y reclamó al Gobierno y al Congreso de Washington una solución de la crisis para que no se transmitan sus efectos. La Bolsa de Sao Paulo cerró con pérdidas de 9.36%.
Puntos candentes del plan
Las nuevas medidas que se debaten en el Congreso le darían al secretario del Tesoro amplios poderes para gestionar el plan.
Sin embargo, según la propuesta, éste tendría que informarle al Congreso sobre su progreso.
El dinero se repartiría por etapas. Según informes, la cantidad inicial ascendería a $350,000 millones. Cada vez que el secretario del Tesoro necesite más dinero, tendría que ir a pedirlo al Congreso.
Siguen sin estar claros los detalles de las medidas que tomaría el Gobierno y lo que debería obtener a cambio de su inversión.
La propuesta inicial indicaba sencillamente comprar activos no líquidos, en la forma de las deudas hipotecarias que los bancos no pueden vender. Sin embargo, según los críticos, los contribuyentes tendrían que cargar con cualquier pérdida de las empresas rescatadas. Al mismo tiempo, la compra de estos activos por encima de los precios de mercado podría resultar en un mayor enriquecimiento de los accionistas y ejecutivos de las instituciones que ayudaron a desencadenar la crisis actual.
Algunos críticos señalan que el plan busca rescatar a Wall Street, pero no les ofrece ayuda a los propietarios que enfrentan una ejecución hipotecaria. Los demócratas han pedido leyes de ejecución hipotecaria más laxas para permitir que los prestatarios que podrían perder sus viviendas tengan más tiempo para pagar.