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México busca crear otra red telefónica, abierta

  • 02 noviembre 2014 /

El proyecto de US$10.000 millones ofrecería una alternativa a Telcel, la empresa del multimillonario Carlos Slim.

Ciudad de México.

El presi­dente Enrique Peña Nieto ha pro­mocionado el nuevo aeropuerto de Ciudad de México como el pro­yecto de infraestructura insignia de su gobierno, pero otro empren­dimiento igual de costoso y am­bicioso ha pasado prácticamente desapercibido.

El plan de construir una red de banda ancha de US$10.000 millo­nes, con más de 20.000 antenas, podría darles a las empresas inte­resadas en brindar servicios de co­municaciones móviles una alter­nativa al operador dominante de México, Telcel, que es propiedad del multimillonario Carlos Slim.

El proyecto es una parte cla­ve de la campaña de Peña Nieto para impulsar la competencia en el mercado inalámbrico de Méxi­co, donde Telcel, una unidad de América Móvil SAB, posee una participación de 70%. Algunos analistas de la industria se man­tienen escépticos ante el plan, que aparentemente es el primero de su tipo y depende de una regulación compleja.

Según el plan de reforma de Peña Nieto, la nueva red sería ad­ministrada como un “operador de operadores” independiente, y estaría disponible para cualquier proveedor de servicios móviles in­teresado, a costos regulados y no discriminatorios.

El gobierno espera que eso se traduzca en precios más bajos en el servicio celular para los con­sumidores y que anime a los pro­veedores a ingresar al mercado para ofrecer servicios de telefo­nía, Internet y datos en aparatos móviles.

“La idea es construir una nueva Telcel desde cero”, dijo José Igna­cio Peralta, subsecretario de Co­municaciones de México. Poten­cialmente, la red podría ser usada por cientos de proveedores de ser­vicios móviles, pero su operador tendría prohibido brindar servi­cios directamente a los consumi­dores para evitar cualquier con­flicto de interés.

Se prevé que el proceso de lici­tación de un espectro inalámbri­co de alta calidad, que será usado exclusivamente por la nueva red móvil, comience en diciembre.

El gobierno planea aceptar propuestas para construir la red en febrero y el ganador será anun­ciado antes de agosto. Se espera que la nueva red sea desplegada para fines del gobierno actual, en 2018.

Algunas de las principales em­presas de equipos de telecomuni­caciones del mundo están intere­sadas en el plan. “Es un proyecto de tamaño importante desde una perspectiva de equipos”, sostuvo Dimitri Diliani, jefe para América Latina de Nokia Networks, de No­kia Corp., quien agregó que pre­vé que entre 8.000 y 15.000 torres de comunicaciones celulares sean instaladas en todo México.

Alcatel-Lucent SA, Huawei Technologies Co. y Motorola Mo­bility también han demostrado interés en proveer equipos y han participado en pruebas de campo para evaluar el proyecto, según personas al tanto.

La inversión total en infraes­tructura de telecomunicaciones en México fue de unos US$5.000 millones en 2013.
Alcatel-Lucent y Motorola pre­firieron no hacer comentarios, mientras que Huawei no respon­dió a pedidos de comentarios.
El gobierno también debe ele­gir un operador para la red, que según analistas podría ser una gran empresa global de teleco­municaciones.

La nueva red abierta benefi­ciará a operadores que no tienen su propia red, pero quieren brin­dar servicios móviles, según ex­pertos. Pero también podría ser usada por operadores actuales que poseen sus redes, como la misma Telcel, o la española Tele­fónica SA, para adquirir una ma­yor cobertura y ofrecer un mejor servicio a sus clientes.

“La red compartida cambia las reglas del juego”, dijo Mony de Swaan, ex director de la agencia reguladora de las telecomunica­ciones en México. “Actualmente, los operadores tienen que rogarle a Telcel para obtener acceso a su red. Obviamente, Telcel prefiere no ceder capacidad o racionarla a precios más altos y en su mejor interés”. Telcel prefirió no hacer comentarios sobre el proyecto.

La nueva infraestructura tam­bién abre opciones para las em­presas mexicanas de medios.
Grupo Televisa, el mayor gru­po de televisión del país, analiza opciones para ofrecer un servicio móvil para sus nueve millones de suscriptores de TV paga luego de vender su participación de 50% en Iusacell.

México sufre desde hace dé­cadas un mercado de telecomu­nicaciones altamente concentra­do, lo que resulta en precios más altos, redes saturadas y la menor inversión per cápita entre los 34 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desa­rrollo Económicos (OCDE). Para muchos usuarios, es común que las llamadas se corten o no se co­necten.

México tiene la menor tasa de penetración de banda ancha móvil en la OCDE, con unas 14 suscrip­ciones por 100 habitantes a fines de 2013, según datos compilados por la OCDE. Eso es menos que Chile, que tiene 36, mientras el promedio del grupo es de 72.

El regulador de telecomuni­caciones de México estimó en un estudio de 2013 que la nueva red compartida podría reducir los precios a los consumidores entre 12% y 16%.

Pero el proyecto también im­plica grandes riesgos. No hay ex­periencia real del impacto econó­mico de una red móvil mayorista compartida, ya que ningún país del mundo ha construido una has­ta ahora, según la firma de consul­toría Frontier Economics.

La regulación del mercado también podría ser problemáti­ca, pues el control de las tarifas podría reducir los márgenes de ganancias para el operador.

Otros sostienen que los opera­dores actuales podrían boicotear la red. “Telcel o Telefónica po­dría preferir no usar la red com­partida, e invertir en impulsar su propia capacidad”, indicó Judith Mariscal, analista de telecomuni­caciones de la universidad CIDE, en México.

La española Telefónica, el se­gundo operador móvil del país, alquila espacio en su red a otros operadores, incluyendo Virgin Mobile. Telcel, por su parte, pla­nea escindir sus torres en una empresa separada a comienzos del próximo año y ofrecer acceso a terceros.

Otra preocupación es que la red podría terminar costándo­le al gobierno miles de millones de pesos al año en subsidios, dijo Mariscal. Ya que el operador es­tará obligado a cubrir casi 100% del territorio del país, incluyen­do áreas rurales remotas, será la estatal Telecomunicaciones de México la que brindará el servi­cio en áreas donde no hay interés de firmas privadas.

“El desafío es enorme”, dijo Pe­ralta, el funcionario del gobierno. “Pero si queremos crear todo un ecosistema de competencia en el que muchos comercializadores de telecomunicaciones puedan flo­recer, la red compartida es esen­cial”, agregó.