19/04/2024
07:19 PM

Los desalojos plantean dudas sobre las políticas de alivio inmobiliario en España

Transcurridos seis años desde el colapso del mercado, no se vislumbra el fin de la crisis.

Madrid, España.

Xacobo Rodríguez, desempleado y con un bebé, dice que vive en un estado de temor constante. “Siempre tienes miedo que alguien va a llamar a la puerta y sacarte de tu casa”, afirma.

Rodríguez, de 38 años, es uno de los muchos españoles que no pueden pagar las costosas hipotecas que sa­caron antes de que estallara la bur­buja inmobiliaria en 2008. Peor aún, su madre fue la garante del présta­mo, dando como aval su propia casa, y también está en riesgo. “Los dos nos estamos hundiendo”, dice.

Seis años después de que el co­lapso del mercado de bienes raíces arruinó la economía española, no se vislumbra un fin a la crisis de la vivienda que ha ocasionado dece­nas de miles de ejecuciones hipote­carias y ha dejado a muchos propie­tarios bajo la amenaza de perder sus inmuebles.

La semana pasada, el Banco de España informó que los ban­cos habían embargado 38.961 re­sidencias principales en 2013, un descenso de menos de 1% frente a 2012. No obstante, incluyendo se­gundas residencias, el número total de viviendas embargadas tuvo un aumentó interanual de 11%.

Una vocera de la Asociación Española de Banca explica que los cambios en la forma en que el banco central recaba las estadísticas hipo­tecarias pueden haber hecho que la situación de 2013 se viera peor de lo que realmente fue.

De todas formas, las cifras han reanudado el debate sobre la efica­cia de las medidas adoptadas por el gobierno para ayudar a los deudores hipotecarios.

En 2012, en medio de manifes­taciones y suicidios de propietarios endeudados, el gobierno decretó una moratoria de dos años en los desalo­jos de familias que cumplen con los criterios de adversidad, como tener un miembro minusválido, prestacio­nes de desempleo vencidas o hijos muy pequeños.

Una ley aprobada en 2013 dio forma a algunas de las medidas del decreto, incluyendo la creación del Fondo Social de Viviendas, que tiene 6.000 unidades para deudores que necesitan un lugar para vivir.

Esas políticas han sido inadecua­das dada la dimensión del problema, dice Irene Montero, líder de la Pla­taforma de Afectados por las Hipo­tecas (PAH), un grupo de defensa que organiza protestas para tratar de impedir desalojos o, como se co­nocen en España, “desahucios”. “La gente no está recibiendo ayuda y la necesita”, explica.

Una vocera del Ministerio de Economía dice que las medidas del gobierno para frenar los desalojos no han estado vigentes el tiempo suficiente como para que se sien­tan todos sus efectos.

La portavoz señala que los desalojos disminu­yeron en 2013 y que más de 90% de las casas recuperadas por los bancos no estaban ocupadas en el momento del embargo.

La vocera de la Asociación Espa­ñola de Banca dice que las entida­des financieras han hecho todo lo que han podido para aliviar la carga sobre los deudores, especialmente considerando la escala de la catás­trofe económica nacional, que dejó casi seis millones de personas des­empleadas.

Añade que el número de residencias embargadas el año pa­sado representa menos de 1% de las casi 6 millones de viviendas con una hipoteca pendiente.

Además, cerca de un tercio de aquellos que perdie­ron sus casas principales lo hicieron como parte de un acuerdo para eli­minar sus deudas. “Simplemente no es justo no reconocer los esfuerzos que los bancos están haciendo para resolver la crisis”, dice.

En ciertos aspectos, el gobier­no está caminando sobre una línea muy delgada entre tratar de dar una mano a deudores hipotecarios y sanear el sector bancario, afirma Robert Tornabell, economista de la escuela de negocios ESADE, en Barcelona.

Deudores como Sara Hichau, de 33 años, quien trabaja de mesera o limpiando casas, aún están preocu­pados. Compró un inmueble con su novio, pero ahora están separados y ella se quedó con una deuda hipote­caria de 100.000 euros.

“Él salió de la relación y se le ol­vidó que compró una casa conmigo”, cuenta entre lágrimas. “No puedo hacer nada para pagarla. No puedo planear para el futuro”.

En un informe que publicó el miércoles sobre la crisis inmobilia­ria en España, Human Rights Watch indicó que apenas 2% del inventa­rio de casas en el país está dedica­do a la vivienda social, comparado con 35% en Holanda, 21% en el Rei­no Unido y 17% en Francia.

La organización de defensa de derechos humanos dijo que el go­bierno debería ampliar el criterio para la moratoria en desalojos para incluir a todas las familias con ni­ños menores de 18 años y extender­la más allá de dos años para aque­llos que ya se están beneficiando.

También pidió revisar las leyes de bancarrota para permitir que los deudores puedan descargar de forma más fácil deuda personal y presionar a los bancos a que nego­cien con los deudores.

Raquel de Cadiz Escudero, ma­dre de cinco, fue desalojada el miér­coles de una propiedad que alquila­ba. Dijo que el dueño dejó de pagar la hipoteca y desapareció. “Esta­mos destruidos completamente”, había dicho el martes durante una protesta frente a su banco.