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El líder de Twitter todavía no logra definir su visión

  • 10 noviembre 2014 /

La red social tiene como objetivo poner un freno a las compara­ciones de la prensa y los inversionistas con Fa­cebook Inc.

Nueva York, Estados Unidos.

Dick Costolo se encontraba en una encru­cijada. En mayo, las acciones de Twitter Inc. se habían hundido a un nuevo mínimo debido a la preocupación de los inversionistas acer­ca de la desaceleración del crecimiento de la empresa.

Durante las siguientes semanas, el presi­dente ejecutivo de 51 años convocó a los geren­tes a una serie de reuniones. En una sala, dibujó tres círculos en una pizarra blanca. “Esta es la forma en que la empresa debería describirse de ahora en adelante”, dijo, refiriéndose a lo que llamó “círculos geométricamente excén­tricos”.

Un círculo representaba a los principales usuarios de la red social, otro señalaba a los que visitan el sitio pero no ingresan sus datos de usuario, y el tercero era para las personas que ven el contenido de Twitter integrado en otros sitios. Costolo indicó que quería corte­jar a los tres grupos, en lugar de apuntar sólo a los usuarios activos.

Era la primera vez que su equipo escuchaba eso. Cuando le pidieron una explicación por el cambio de estrategia, que se producía seis me­ses después de la salida a bolsa, Costolo afirmó que la empresa debía enfocarse en su público más amplio, que va más allá de los usuarios registrados que ingresan a su sitio por lo me­nos una vez al mes.

El objetivo: poner un freno a las compara­ciones de la prensa y los inversionistas con Fa­cebook Inc., cuya red social cuenta con cinco veces los usuarios de Twitter.

El cambio de estrategia refleja el estilo de gestión de Costolo. Entrevistas con ex y actua­les empleados y otras personas cercanas a Cos­tolo y la empresa describen al ex comediante de improvisación como un pensador reactivo que salta de una idea a la siguiente.

Esa tendencia le dio buenos resultados en los primeros años. Ayudó a desarrollar Twitter de una startup a una empresa cuya oferta públi­ca inicial fue muy solicitada en Wall Street. Su valor de mercado ahora ronda los US$25.000 millones. Algunas personas cercanas a Costolo dicen que el escrutinio que conlleva dirigir una compañía que cotiza en bolsa ha acentuado sus tendencias y le ha dificultado comunicar una visión consistente para una firma cuyo impacto cultural eclipsa las crecientes pérdidas.

En el año desde que salió a bolsa el 7 de noviembre del año pasado, Twitter ha confun­dido a los inversionistas con mensajes ambi­valentes y una serie de reemplazos de ejecu­tivos. Los cambios de personal, junto con una desaceleración del crecimiento de los usua­rios, sugieren que podría haber salido a bolsa demasiado pronto, antes de haber definido su estrategia empresarial.

El precio de la acción ha descendido cer­ca de 10% desde el cierre de US$44,90 que registró en su primer día. Aunque los ingre­sos de Twitter se duplicaron con creces en el tercer trimestre frente a un año antes, a US$361 millones, su pérdida se amplió a US$175,5 millones.

Costolo rechazó pedidos de entrevis­tas. Un vocero de Twitter no quiso hacer comentarios.
En total, el presidente ejecutivo ha reem­plazado o perdido a cinco subalternos directos desde la salida a bolsa. Además, Costolo ha ti­tubeado a la hora de definir Twitter, lo que ha confundido a los inversionistas y a sus propios empleados, que no tienen clara su misión.

Con el tiempo, Costolo ha cambiado su guión sobre el plan de negocios. En la primera teleconferencia con analistas poco después del debut bursátil, Costolo se enfocó única­mente en la importancia de transformar su principal base de usuarios en una audiencia más grande y participativa que “alcance a to­das las personas del planeta”.

Ahora están los tres círculos que Costolo empleó hace poco en la teleconferencia tras el tercer trimestre para explicar que Twitter al­canza a mucha más gente que sus 284 millones de usuarios mensuales. Los ejecutivos no han indicado cómo la empresa generará ingresos a partir de esta mayor audiencia.

“Creo que tiene un enorme potencial”, dice Bill Miller, gestor del fondo Legg Mason Op­portunity, que en el último trimestre vendió 200.000 acciones de Twitter. “¿Pero pueden monetizar todo ese tráfico y crear mayor ad­herencia? Esa es una pregunta abierta”.
Costolo tiene una amplia experiencia de li­derazgo, ya que ayudó a fundar y dirigir tres startups antes de incorporarse a Twitter en 2009. “Era muy bueno a la hora de tomar de­cisiones, una verdadera fortaleza conforme desarrollábamos la empresa”, dice Eric Lunt, cofundador de las tres startups.

En Twitter, muchos empleados lo adoran por su carácter afable y gracioso. Sin embar­go, sus decisiones repentinas, y a menudo sin explicación, incluyendo los abruptos cam­bios gerenciales, confundieron y frustraron a los ejecutivos en las jerarquías más altas, lo que algunas veces descarriló la estrategia o afectó el ánimo. Las frecuentes reorganiza­ciones también causaron defecciones entre los empleados.

En su primer informe de ganancias como empresa que cotiza en bolsa, Twitter reveló que el crecimiento de sus usuarios se había desacelerado a 3,8% interanual, frente a 6,4% en el trimestre previo; las acciones se desplo­maron 22% al día siguiente. Desde entonces, los inversionistas han estado obsesionados con el crecimiento.

Unos dos meses después de que Costolo presentó su análisis de los tres círculos, An­thony Noto asumió como director financiero y reunió a su equipo gerencial. Su misión: re­sumir la visión y estrategia de Twitter para que pudiera explicársela a Wall Street. Twitter expresó el mensaje a los inversionistas por pri­mera vez durante el informe de resultados del segundo trimestre: forjar la mayor audiencia del mundo. El objetivo fue reiterado cuatro ve­ces durante la última teleconferencia de la em­presa, el mes pasado. La presencia de Costolo fue más discreta, y Noto respondió la mayoría de las preguntas de los analistas.